Regresando
de la Convención Anual de G12, realizada en Barquisimeto, uno de los vehículos
tuvo un accidente en la vía de regreso a Caracas. Desde la primera parada que hizo el grupo (en
Nirgua), ya Dios estaba haciendo un llamado a la intercesión a algunos de los
pasajeros, incluso con visiones de lo catastrófico que pudo haber sido ese
viaje. Indudablemente, el Señor extendió su mano poderosa sobre esos vehículos.
Algunas
personas, que no entienden lo que se mueve en el mundo espiritual, cuestionarían nuestras creencias preguntando:
“¿Dónde estaba tu Dios en el momento en qué esa enorme piedra apareció en la
vía? ¿Por qué no impidió que se salieran del camino? ”. Y como éstas,
escucharemos muchas interrogantes que
pretenderán hacernos dudar de la protección de Dios.
De
acuerdo a los testimonios que se han dado sobre este asunto en particular,
sabemos que:
1)
Si Dios no hubiese estado en ese lugar para el momento del accidente, los
ocupantes del vehículo no habrían podido salir ilesos. Todas las condiciones de
la vía estaban dadas para que ocurriera algo aún mayor. Hemos sabido de
accidentes de tránsito menos graves con
peores consecuencias.
2)
Si Dios no hubiese estado con ellos, no habría levantado a intercesores en los
otros vehículos, podría nombrar por lo menos a cuatro personas que sintieron la necesidad de
orar por la protección de Dios para cada vehículo.
Creo
que esto responde cualquier interrogante acerca de la protección divina. Leyendo
un poco acerca de la protección de Dios, me llamó mucho la atención la
promesa recibida por Jacob en Bethel (que significa “Casa de Dios”):
“Además, yo estoy contigo y te protegeré
dondequiera que vayas. Llegará el día en que te traeré de regreso a esta
tierra. No te dejaré hasta que haya terminado de darte todo lo que te he
prometido»” Génesis 28:15
Cuando la caravana salió de Nirgua, puedo
imaginar al Padre Celestial mirar los vehículos y decir: “te protegeré dondequiera
que vayas… no te dejaré hasta que haya terminado de darte todo lo que te he
prometido”
Toda
esta situación trajo a mi mente el trabajo de Nehemías. Podríamos decir que, al
igual que él, veníamos de regreso a
nuestra ciudad para trabajar en su restauración,
con todas las autorizaciones y permisos que necesitábamos de parte del Rey, sin
embargo, tenemos aún cosas por aprender de este hombre y su equipo de trabajo,
veamos que hicieron:
1)
Nehemías se mantuvo atento:
Ciertamente,
Nehemías nunca se desvió de su prioridad, que era la reconstrucción de las
murallas de Jerusalén, sin embargo, tampoco desestimó la oposición que se
levantaría para que los planes de Dios no se llevaran a cabo.
“Entonces oré:
«Escúchanos, Dios nuestro, porque se burlan de nosotros. ¡Que sus burlas
recaigan sobre sus propias cabezas, y que ellos mismos sean llevados cautivos a
una tierra extraña!” Neh 4:4
Debemos
tener siempre presente que cuando Dios decide bendecirnos el enemigo se levanta
para tratar de robar nuestras bendiciones. Tenemos la tendencia a celebrar la
bendición cuando llega, pero pocas veces perseveramos en intercesión para que ninguna
retaliación del enemigo la afecte.
2)
Los centinelas alertaron:
Hubo
un grupo de personas a quienes Dios reveló, con suficiente antelación, de los
planes del adversario. A través de ellos, Nehemías confirma la gravedad de la
oposición e inmediatamente refuerza la seguridad, tanto de las familias como
del lugar.
“Los judíos que
vivían cerca de los enemigos venían y nos decían una y otra vez: «¡Llegarán de
todos lados y nos atacarán!». De manera que coloqué
guardias armados detrás de las partes más bajas de la muralla, en los lugares
más descubiertos. Puse a la gente por familias para que hiciera guardia con
espadas, lanzas y arcos” Neh 4:12-13
Durante
la noche del sábado 04 de Agosto, en Nirgua, el enemigo ya tenía un plan trazado:
“Mientras tanto, nuestros enemigos decían: «Antes
de que se den cuenta de lo que está pasando, caeremos encima de ellos, los
mataremos y detendremos el trabajo».” Neh 4:11
Damos
gracias a Dios, porque en su infinita bondad, también algunos de nosotros
fuimos alertados al igual que esos judíos de los que se habla en Neh 4:12. Sin
embargo, creo firmemente que hubiésemos hecho un mejor trabajo de intercesión
si hubiéramos compartido esa inquietud con el resto del equipo, y así trabajar juntos por el resguardo de
todos, tal y como lo hizo el equipo de Nehemías.
“Sin embargo, de
ahí en adelante, sólo la mitad de los hombres trabajaba mientras que la otra
mitad hacía guardia con lanzas, escudos, arcos y cotas de malla. Los líderes se
colocaron detrás del pueblo de Judá que edificaba la muralla. Los obreros seguían con
el trabajo, sosteniendo con una mano la carga y con la otra un arma. Todos los que
construían tenían una espada asegurada a su costado. El que tocaba la trompeta
quedó conmigo para tocar alarma” Neh 4:16-18
Necesitamos
recordar que cada vez que Dios nos bendice es necesario armarnos (con las armas
espirituales que ya nos fueron dadas) y siempre permanecer alerta, por supuesto
sin que esto robe el primer lugar de adoración que el REY merece.
Recordando
que ningún arma forjada contra los Hijos de Dios prosperará, edificaremos con
una mano y con la otra sostendremos la espada! También depende de nosotros, la
unidad del equipo de trabajo es determinante.
“Pero en aquel día
venidero, ningún arma que te ataque triunfará. Silenciarás cuanta
voz se levante para acusarte. Estos beneficios los disfrutan los
siervos del Señor; yo seré quien los reivindique. ¡Yo, el Señor, he hablado!” Isaías 49:17
Dtb!
11/08/2012
Itala
D´Ambrosio S.
www.dambrosioitala.blogspot.com
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