“Y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino”. (Mt 25:32-34)
Sería muy sencillo que solo me preguntarán de qué lado quiero estar, alzar la mano e inmediatamente pasar al lado derecho, al lado de los herederos. Sin embargo, por más lana que compre y vista no estaré en el lugar reservado para las ovejas si mi conducta no demuestra lo que realmente ellas representan.
Existen algunas características de las ovejas que me gustaría resaltar:
1.- “Oveja que anda...bocado halla” (Alimentación) La oveja es un animal herbívoro, esto quiere decir que se alimenta de plantas.
Nuestra fuente de alimentación debe ser la Palabra de Dios. Muchas veces decidimos variar el menú y vamos a un mundo en donde se nos ofrece fillet mignon envuelto en hojas de lechuga y nos insisten en que es un plato vegetariano. Lo peor de esto es que, aún sabiendo que no lo es, saboreamos hasta el último bocado concientes de que luego vendrá la indigestión.
¿Cómo se sentirá un pastor al ver a la oveja que vio nacer, cuidó y protegió, ahora adulta pero enferma por desobediencia?
“Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso”. (Heb 13:17)
2-. “Buena oveja la que produce y no se queja” (Productividad): de la oveja el pastor obtiene leche, carne, cuero y lana.
Si nos llamamos a nosotros mismos ovejas y aceptamos todos los beneficios que involucran la cobertura de nuestro pastor, eso significa que también traemos bendiciones a su vida, que somos productivos y que él puede tener la plena confianza de que su esfuerzo, dedicación, constancia e incluso riesgos por nuestra causa no son en vano.
¿Puede nuestro pastor contar con esa reciprocidad?
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos” (Mt 7:15-17)
3- “Aunque visto de lana, oveja no me llaman” (Carácter): es un animal pacífico, dócil, no se deja guiar por cualquiera, solo sigue la voz de su pastor, vive en comunidad, si alguna presiente peligro alerta a las demás.
Nuestro carácter se manifiesta a través de nuestras acciones. Muchas veces nos afanamos en adquirir conocimiento y creemos que el pastor nos debe tomar más en cuenta porque nos hemos convertido en grandes teólogos con media Biblia memorizada, sin embargo, hasta que todo ese conocimiento no se materializa en obras difícilmente se contará como testimonio. En la película “El Libro de los Secretos”, Denzel Washington memoriza la Biblia sin ponerla en práctica, y después de muchos errores cometidos se da cuenta que de nada le sirve conocerla sin vivirla.
“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca”. (Lc 6:45)
¿Podrá nuestro pastor mirarnos y sentir paz en colocarnos del lado derecho? ó ¿continúa con el trabajo agotador de traernos de vuelta al redil cada cierto tiempo?
Cuando el pastor ve a una oveja fuera del redil va y la trae de vuelta, esto lo hace cuantas veces sea necesario y nos parece maravilloso, pero a la hora de bendecirlo con lana, cuero, carne y leche nos cuesta dar el paso. Aún manejamos el concepto de que el pastor está para dar y no necesita recibir. Es importante corregir esa conducta de “embudo” en donde el lado más amplio es el nuestro.
“Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra”. (1Tes 5:12-13)
Bendecimos a nuestros pastores y les agradecemos haber aceptado el arduo trabajo que implica alimentarnos, cuidarnos, protegernos y guiarnos a la meta que ya Dios dispuso para cada uno de nosotros.
Itala D´Ambrosio S.
www.dambrosioitala.blogspot.com
Sep 2010
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