Sunday, August 14, 2011

DANIEL 3: EL MANDATO DEL REY

4 Entonces un vocero proclamó: «¡Gente de todas las razas, naciones y lenguas escuchen el mandato del rey! 5 Cuando oigan tocar la trompeta, la flauta, la cítara, la lira, el arpa, la zampoña y otros instrumentos musicales,[c] inclínense rostro en tierra y rindan culto a la estatua de oro del rey Nabucodonosor. 6 ¡Cualquiera que se rehúse a obedecer, será arrojado inmediatamente a un horno ardiente!». (Daniel 3:4-6)

En el capítulo anterior de este libro vimos como el mismo rey alabó el poder y la soberanía del Dios de Daniel y sus amigos, pero fácilmente olvidó los milagros que presenció.

Aquí vemos al mismo rey decretando que se haga una estatua de oro y que sea alabada por todo el pueblo, de lo contrario la muerte sería el castigo.

En nuestra vida diaria nos pasa esto más veces de las que quisiéramos darnos cuenta. ¿Qué cristiano alguna vez no se le ha incitado a hacer lo que desagrada a Dios?. Ciertamente, la tentación es una batalla que debemos librar cada día, y cada victoria sobre ella trae bendición.

Daniel y sus amigos se negaron rotundamente a postrarse delante de una estatua. Ellos sabían que a Dios le desagrada la adoración a otro que no sea Él mismo. Ni siquiera la condena a morir dentro de un horno ardiente los alejó de su obediencia a los mandatos del Creador.

Es sumamente importante que atendamos al mandato del rey, pero no cualquier rey, hablo del mandato del Rey de reyes: Jesús. Él resumió los diez mandamientos dados a Moisés en dos:

1) Ama a Dios por sobre todas las cosas:

El primer mandato es que nuestra adoración sea dirigida exclusivamente al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, quienes son los únicos dignos de alabanza y rendición. No existe otro ser que esté por encima ó sea igual a ellos. De hecho, cometemos pecado de idolatría al pensar que algo inerte o alguna persona pudiese tomar el lugar de Dios.

Éxodo, capítulo 20 registra el pensamiento de Dios al respecto:

1 Luego Dios le dio al pueblo las siguientes instrucciones: 2«Yo soy el SEÑOR tu Dios, quien te rescató de la tierra de Egipto, donde eras esclavo. 3»No tengas ningún otro dios aparte de mí. 4»No te hagas ninguna clase de ídolo ni imagen de ninguna cosa que está en los cielos, en la tierra, o en el mar. 5 No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el SEÑOR tu Dios, soy Dios celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses”.

2) Ama a tu prójimo como a ti mismo:

Esto incluye todas las áreas que puede imaginarse en una relación con otro ser humano, los siguientes versículos se explican por sí mismos:

25 Así que dejen de decir mentiras. Digamos siempre la verdad a todos porque nosotros somos miembros de un mismo cuerpo. 26 Además, «no pequen al dejar que el enojo los controle». No permitan que el sol se ponga mientras siguen enojados, 27 porque el enojo da lugar al diablo.

28 Si eres ladrón, deja de robar. En cambio, usa tus manos en un buen trabajo digno y luego comparte generosamente con los que tienen necesidad. 29 No empleen un lenguaje grosero ni ofensivo. Que todo lo que digan sea bueno y útil, a fin de que sus palabras resulten de estímulo para quienes las oigan.

30 No entristezcan al Espíritu Santo de Dios con la forma en que viven. Recuerden que él los identificó como suyos, y así les ha garantizado que serán salvos el día de la redención.

31 Líbrense de toda amargura, furia, enojo, palabras ásperas, calumnias y toda clase de mala conducta. 32 Por el contrario, sean amables unos con otros, sean de buen corazón, y perdónense unos a otros, tal como Dios los ha perdonado a ustedes por medio de Cristo. (Efesios 4:25-32)

Finalmente, en el libro de Mateo, capítulo 22, podrán verificar por ustedes mismos cuales son los dos mandatos que nuestro Rey nos pide cumplir. Cualquier otro dictamen que nos aleje de éstos deberán ser ignorados, actuando de la misma manera que lo hicieron Daniel y sus amigos, eso demostrará que realmente deseamos agradar a Dios y, por consiguiente, recibir sus bendiciones.


36 —Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante en la ley de Moisés?

37 Jesús contestó:

—“Amarás al SEñOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. 38 Este es el primer mandamiento y el más importante. 39 Hay un segundo mandamiento que es igualmente importante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. 40 Toda la ley y las exigencias de los profetas se basan en estos dos mandamientos”.



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