En el libro de los Hechos encontramos el relato de los inicios del apóstol Pablo como seguidor de Jesús, y en lo particular siempre me ha parecido un tema interesante de abordar, ya que su conversión al Cristianismo fue radical y ejemplar hasta su muerte.
Pablo nació en la ciudad de Tarso, judío con ciudadanía romana, educado por uno de los más respetados rabinos de la época (Gamaliel). De la mano de los fariseos, se convirtió en un perseguidor incansable de los cristianos y contaba con la aprobación del gobierno romano para ejecutar a aquellos que consideraban peligrosos. Una de las ejecuciones llevadas a cabo bajo su autoridad fue la de Esteban. (Hechos 7:54-60, 8:1-3).
Sin embargo, en el capítulo 9 del mismo libro, sucede algo que cambiaría la vida de Pablo, un acontecimiento que marcaría su visión: tuvo un encuentro con Jesús.
La Biblia nos cuenta que Pablo se dirigía a la ciudad de Damasco con autorización de apresar a los nuevos creyentes y llevarlos de vuelta a Jerusalén para ser juzgados. En el camino, el Señor Jesús se le apareció envuelto en una luz resplandeciente y le habló. A partir de ese momento Pablo se convirtió en otro hombre, en uno de los más valientes y comprometidos cristianos que se haya reconocido a lo largo de la historia.
Dios desea que todo ser humano pase por ese proceso de restauración, el cual trae como resultado un estilo de vida cargado de bendiciones para nosotros, para nuestras familias y todo aquel con el cual tenemos la oportunidad de testificar acerca de esa transformación.
Veamos algunos aspectos importantes de la conversión de Pablo:
1- Pablo estaba en contra del Cristianismo sin conocerlo:
“1 Mientras tanto, Saulo pronunciaba amenazas en cada palabra y estaba ansioso por matar a los seguidores del Señor. Así que acudió al sumo sacerdote. 2 Le pidió cartas dirigidas a las sinagogas de Damasco para solicitarles su cooperación en el arresto de los seguidores del Camino que se encontraran ahí. Su intención era llevarlos —a hombres y mujeres por igual— de regreso a Jerusalén encadenados”. (Hechos 9:1-2)
¿Cuántas veces dije “primero muerta antes de ser cristiana”? Muchas! Difícilmente olvidaré un día en que mi pastora, Mary de Osuna, trataba de ganarme para Jesús, pero yo estaba totalmente cerrada a comprometerme, ella me propuso hacer la oración de fe, a lo cual yo, pensando que era más astuta que ella, le dije: “no puedo hacer un compromiso sin antes conocer al detalle acerca de lo que ustedes creen y enseñan”. Así que ella, sabia y pacientemente, me invitó a asistir a los discipulados que ella dictaba para aquellos que se bautizarían en diez semanas, acepté porque me dijo que allí aclararía mis dudas. En ese momento pensé que yo había ganado la discusión, que obtendría información sin comprometerme, pero lo que no sabía era que la pastora ya tenía la certeza de que en esas diez semanas de aprendizaje yo quedaría prendida a los pies del Señor.
Le tememos a lo que no conocemos, podemos incluso difamar a aquellos que no comparten nuestra manera de vivir, debemos cuidarnos de no tomar el papel de juez, ya que el único juez justo es Dios.
Por otro lado, una de las principales causas por las cuales la gente rechaza el evangelio es por el mismo temor a las críticas y burlas que antes esas mismas personas hacían a los creyentes. Esto lo digo por experiencia propia, yo decía: ”Tanto que los critiqué y ahora estoy con ellos. ¿Qué va a decir mi familia? ¿Qué van a decir mis amigos?”. De hecho, le mencioné a mi familia que me había bautizado un año después de hacerlo, y eso porque teníamos el atlántico de por medio.
Aquellos que alguna vez, de una manera u otra, fuimos perseguidores de cristianos y ahora somos parte de esta comunidad, podemos entender la radicalidad de la transformación del apóstol Pablo. En el caso de los que aún no han vivido la experiencia de tener al Señor frente a frente, los invito a anhelarla sin temor ni escepticismo.
2- Pablo fue sacado de su comodidad:
“3 Al acercarse a Damasco para cumplir esa misión, una luz del cielo de repente brilló alrededor de él. 4 Saulo cayó al suelo y oyó una voz que le decía:
—¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues?
5 —¿Quién eres, señor? —preguntó Saulo.
—Yo soy Jesús, ¡a quien tú persigues! —contestó la voz—. 6 Ahora levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.
7 Los hombres que estaban con Saulo se quedaron mudos, porque oían el sonido de una voz, ¡pero no veían a nadie! 8 Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos, estaba ciego. Entonces sus acompañantes lo llevaron de la mano hasta Damasco. 9 Permaneció allí, ciego, durante tres días sin comer ni beber”. (Hechos 9:3-9a)
En este punto quisiera destacar tres cosas:
2.1 Pablo fue sacado de la oscuridad: Antes de ese encuentro con Jesús, Pablo estaba totalmente convencido de que iba en el camino correcto, de que sus obras agradaban a Dios, era un hombre muy seguro de sí mismo, hasta que vio la luz más pura que jamás hayan captado sus ojos, tanto así que tuvo que cerrarlos al no poder resistirla.
Eso mismo pasa cuando Jesús entra en nuestras vidas, nos saca de las tinieblas a la luz, nos muestra su majestuosidad, su poder, y nos invita a vivir en esa luz.
2.2 El Señor lo hizo caer del caballo: Cuando experimentamos un encuentro con nuestro Salvador lo primero que sucede es que no podemos evitar rendirnos delante de Él, nos hace caer del pedestal desde donde nosotros mismos proclamamos que no necesitamos de Él para salir adelante.
Puedo imaginar a Pablo galopando al frente de sus seguidores, con porte arrogante y autoritario, luego con sus manos en el rostro, tratando de escapar de la intensidad de esa luz sobrenatural, y finalmente, perdiendo el equilibrio y cayendo de su caballo dándose un fuerte golpe contra el suelo.
Cuando tenemos un verdadero encuentro con el Señor todo lo que alguna vez ocupó el primer lugar (creencias, personas, hábitos, costumbres, pensamientos, sentimientos), simplemente queda a un lado y lo único que importa es esa luz frente a nosotros, esa presencia que nos cautiva por el amor y la compasión que emana.
2.3 Pablo fue cegado temporalmente: Dios quitó de Pablo su visión física, pero abrió sus ojos espirituales en esos tres días que estuvo sin comer ni beber. Más adelante veremos que en ese tiempo Dios le mostró en una visión quién iría a sanarlo (v.12).
Pablo necesitaba un cambio radical, es por ello que Dios también debió ser drástico a la hora de tratar con él. Pablo no aceptaría el evangelio con la facilidad con la que se convirtieron aquellas tres mil personas a las que Pedro les predicó (Hechos 2:41).
Dios trata con cada uno de nosotros de manera personal, si hacemos una encuesta veremos que la conversión de cada cristiano es diferente y ajustada a la necesidad individual. Estoy convencida de que cuando Dios nos llama a su servicio, cuando determina el propósito de nuestras vidas, usará hasta las piedras para hablarnos y convencernos de que Jesús es el único camino al Padre Celestial y a las bendiciones que esta relación conlleva.
3- Pablo fue purificado:
“17 Así que Ananías fue y encontró a Saulo, puso sus manos sobre él y dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, quien se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo». 18 Al instante, algo como escamas cayó de los ojos de Saulo y recobró la vista. Luego se levantó y fue bautizado. 19 Después comió algo y recuperó las fuerzas”. (Hechos 9:17-19a)
He leído este texto muchas veces y nunca me había interesado en la parte que dice que de sus ojos cayó algo parecido a “escamas”. Indagando un poco en la concordancia encontré en el Antiguo Testamento lo siguiente:
“9 »De todos los animales marinos, puedes comer los que tengan tanto aletas como escamas, 10 pero no comerás de los que no tengan ni aletas ni escamas. Estos son ceremonialmente impuros para ti”. (Dt 14.9-10)
En ese tiempo, las aletas y escamas eran señal de limpieza, pureza, aprobación de Dios. No me parece casualidad que lo que cayó de los ojos de Pablo parecían ser como “escamas”, Dios lo limpió y lo apartó de las tinieblas en donde se encontraba, lo purificó. De hecho, para el momento en que Ananías oró por él, para que recuperara la vista, ya Pablo llevaba tres días en ayuno orando al Señor, ya había tenido visiones e intimidad con Dios.
Cuando comenzamos a relacionarnos con el Señor, Él nos limpia de todo pecado a través del sacrificio que hizo Jesús en la Cruz del Calvario, el poder de la Sangre de Jesús derramada allí nos dio la victoria absoluta.
4- Pablo entendió el propósito para el cual fue creado:
“Saulo se quedó unos días con los creyente en Damasco. 20 Y enseguida comenzó a predicar acerca de Jesús en las sinagogas, diciendo: «¡Él es verdaderamente el Hijo de Dios!». 21 Todos los que lo oían quedaban asombrados. «¿No es éste el mismo hombre que causó tantos estragos entre los seguidores de Jesús en Jerusalén? —se preguntaban—. ¿Y no llegó aquí para arrestarlos y llevarlos encadenados ante los sacerdotes principales?».
22 La predicación de Saulo se hacía cada vez más poderosa, y los judíos de Damasco no podían refutar las pruebas de que Jesús de verdad era el Mesías. (Hechos 19ª-22)
Este fue el comienzo de un gran ministerio. Aquel hombre que pretendía llegar a Damasco para erradicar el aparente mito de Jesús como el Hijo de Dios, terminó siendo uno de los más valiosos líderes del Cristianismo. Para Dios no hay imposibles, todo lo que Él ha prometido hacer se completará en su tiempo perfecto, con ó sin nosotros de su lado.
Si aún no has tenido ese encuentro sobrenatural con Jesús te invito a hacer esta oración:
“Señor Jesús, hoy te acepto como mi único Salvador y Redentor, confieso que sin ti no podré lograr mis sueños y el propósito para el cual fui creado, reconozco que la voluntad de Dios es la mejor manera de vivir y que Tu eres el único camino, la verdad y la vida. Te doy gracias por la oportunidad de arrepentirme de mis faltas y de abrir una nueva puerta hacia tu presencia. Amén”
Jesús te estará escuchando atentamente, el Padre Celestial estará preparando las bendiciones que habían estado retenidas por tanto tiempo, y el Espíritu Santo vendrá a ti para guiarte y protegerte siempre. ¿Acaso no es ese el mejor regalo que podamos recibir e inspirar a otros a obtener?
Dios te bendiga!
Itala D´Ambrosio S.
www.dambrosioitala.blogspot.com
26/04/2011