Tuesday, April 26, 2011

MI ENCUENTRO CON JESÚS

En el libro de los Hechos encontramos el relato de los inicios del apóstol Pablo como seguidor de Jesús, y en lo particular siempre me ha parecido un tema interesante de abordar, ya que su conversión al Cristianismo fue radical y ejemplar hasta su muerte.

Pablo nació en la ciudad de Tarso, judío con ciudadanía romana, educado por uno de los más respetados rabinos de la época (Gamaliel). De la mano de los fariseos, se convirtió en un perseguidor incansable de los cristianos y contaba con la aprobación del gobierno romano para ejecutar a aquellos que consideraban peligrosos. Una de las ejecuciones llevadas a cabo bajo su autoridad fue la de Esteban. (Hechos 7:54-60, 8:1-3).

Sin embargo, en el capítulo 9 del mismo libro, sucede algo que cambiaría la vida de Pablo, un acontecimiento que marcaría su visión: tuvo un encuentro con Jesús.

La Biblia nos cuenta que Pablo se dirigía a la ciudad de Damasco con autorización de apresar a los nuevos creyentes y llevarlos de vuelta a Jerusalén para ser juzgados. En el camino, el Señor Jesús se le apareció envuelto en una luz resplandeciente y le habló. A partir de ese momento Pablo se convirtió en otro hombre, en uno de los más valientes y comprometidos cristianos que se haya reconocido a lo largo de la historia.

Dios desea que todo ser humano pase por ese proceso de restauración, el cual trae como resultado un estilo de vida cargado de bendiciones para nosotros, para nuestras familias y todo aquel con el cual tenemos la oportunidad de testificar acerca de esa transformación.

Veamos algunos aspectos importantes de la conversión de Pablo:

1- Pablo estaba en contra del Cristianismo sin conocerlo:

1 Mientras tanto, Saulo pronunciaba amenazas en cada palabra y estaba ansioso por matar a los seguidores del Señor. Así que acudió al sumo sacerdote. 2 Le pidió cartas dirigidas a las sinagogas de Damasco para solicitarles su cooperación en el arresto de los seguidores del Camino que se encontraran ahí. Su intención era llevarlos —a hombres y mujeres por igual— de regreso a Jerusalén encadenados”. (Hechos 9:1-2)

¿Cuántas veces dije “primero muerta antes de ser cristiana”? Muchas! Difícilmente olvidaré un día en que mi pastora, Mary de Osuna, trataba de ganarme para Jesús, pero yo estaba totalmente cerrada a comprometerme, ella me propuso hacer la oración de fe, a lo cual yo, pensando que era más astuta que ella, le dije: “no puedo hacer un compromiso sin antes conocer al detalle acerca de lo que ustedes creen y enseñan”. Así que ella, sabia y pacientemente, me invitó a asistir a los discipulados que ella dictaba para aquellos que se bautizarían en diez semanas, acepté porque me dijo que allí aclararía mis dudas. En ese momento pensé que yo había ganado la discusión, que obtendría información sin comprometerme, pero lo que no sabía era que la pastora ya tenía la certeza de que en esas diez semanas de aprendizaje yo quedaría prendida a los pies del Señor.

Le tememos a lo que no conocemos, podemos incluso difamar a aquellos que no comparten nuestra manera de vivir, debemos cuidarnos de no tomar el papel de juez, ya que el único juez justo es Dios.

Por otro lado, una de las principales causas por las cuales la gente rechaza el evangelio es por el mismo temor a las críticas y burlas que antes esas mismas personas hacían a los creyentes. Esto lo digo por experiencia propia, yo decía: ”Tanto que los critiqué y ahora estoy con ellos. ¿Qué va a decir mi familia? ¿Qué van a decir mis amigos?”. De hecho, le mencioné a mi familia que me había bautizado un año después de hacerlo, y eso porque teníamos el atlántico de por medio.

Aquellos que alguna vez, de una manera u otra, fuimos perseguidores de cristianos y ahora somos parte de esta comunidad, podemos entender la radicalidad de la transformación del apóstol Pablo. En el caso de los que aún no han vivido la experiencia de tener al Señor frente a frente, los invito a anhelarla sin temor ni escepticismo.

2- Pablo fue sacado de su comodidad:

“3 Al acercarse a Damasco para cumplir esa misión, una luz del cielo de repente brilló alrededor de él. 4 Saulo cayó al suelo y oyó una voz que le decía:

—¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues?

5 —¿Quién eres, señor? —preguntó Saulo.

—Yo soy Jesús, ¡a quien tú persigues! —contestó la voz—. 6 Ahora levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.

7 Los hombres que estaban con Saulo se quedaron mudos, porque oían el sonido de una voz, ¡pero no veían a nadie! 8 Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos, estaba ciego. Entonces sus acompañantes lo llevaron de la mano hasta Damasco. 9 Permaneció allí, ciego, durante tres días sin comer ni beber”. (Hechos 9:3-9a)

En este punto quisiera destacar tres cosas:

2.1 Pablo fue sacado de la oscuridad: Antes de ese encuentro con Jesús, Pablo estaba totalmente convencido de que iba en el camino correcto, de que sus obras agradaban a Dios, era un hombre muy seguro de sí mismo, hasta que vio la luz más pura que jamás hayan captado sus ojos, tanto así que tuvo que cerrarlos al no poder resistirla.

Eso mismo pasa cuando Jesús entra en nuestras vidas, nos saca de las tinieblas a la luz, nos muestra su majestuosidad, su poder, y nos invita a vivir en esa luz.

2.2 El Señor lo hizo caer del caballo: Cuando experimentamos un encuentro con nuestro Salvador lo primero que sucede es que no podemos evitar rendirnos delante de Él, nos hace caer del pedestal desde donde nosotros mismos proclamamos que no necesitamos de Él para salir adelante.

Puedo imaginar a Pablo galopando al frente de sus seguidores, con porte arrogante y autoritario, luego con sus manos en el rostro, tratando de escapar de la intensidad de esa luz sobrenatural, y finalmente, perdiendo el equilibrio y cayendo de su caballo dándose un fuerte golpe contra el suelo.

Cuando tenemos un verdadero encuentro con el Señor todo lo que alguna vez ocupó el primer lugar (creencias, personas, hábitos, costumbres, pensamientos, sentimientos), simplemente queda a un lado y lo único que importa es esa luz frente a nosotros, esa presencia que nos cautiva por el amor y la compasión que emana.

2.3 Pablo fue cegado temporalmente: Dios quitó de Pablo su visión física, pero abrió sus ojos espirituales en esos tres días que estuvo sin comer ni beber. Más adelante veremos que en ese tiempo Dios le mostró en una visión quién iría a sanarlo (v.12).

Pablo necesitaba un cambio radical, es por ello que Dios también debió ser drástico a la hora de tratar con él. Pablo no aceptaría el evangelio con la facilidad con la que se convirtieron aquellas tres mil personas a las que Pedro les predicó (Hechos 2:41).

Dios trata con cada uno de nosotros de manera personal, si hacemos una encuesta veremos que la conversión de cada cristiano es diferente y ajustada a la necesidad individual. Estoy convencida de que cuando Dios nos llama a su servicio, cuando determina el propósito de nuestras vidas, usará hasta las piedras para hablarnos y convencernos de que Jesús es el único camino al Padre Celestial y a las bendiciones que esta relación conlleva.

3- Pablo fue purificado:

17 Así que Ananías fue y encontró a Saulo, puso sus manos sobre él y dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, quien se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo». 18 Al instante, algo como escamas cayó de los ojos de Saulo y recobró la vista. Luego se levantó y fue bautizado. 19 Después comió algo y recuperó las fuerzas”. (Hechos 9:17-19a)

He leído este texto muchas veces y nunca me había interesado en la parte que dice que de sus ojos cayó algo parecido a “escamas”. Indagando un poco en la concordancia encontré en el Antiguo Testamento lo siguiente:

9 »De todos los animales marinos, puedes comer los que tengan tanto aletas como escamas, 10 pero no comerás de los que no tengan ni aletas ni escamas. Estos son ceremonialmente impuros para ti”. (Dt 14.9-10)

En ese tiempo, las aletas y escamas eran señal de limpieza, pureza, aprobación de Dios. No me parece casualidad que lo que cayó de los ojos de Pablo parecían ser como “escamas”, Dios lo limpió y lo apartó de las tinieblas en donde se encontraba, lo purificó. De hecho, para el momento en que Ananías oró por él, para que recuperara la vista, ya Pablo llevaba tres días en ayuno orando al Señor, ya había tenido visiones e intimidad con Dios.

Cuando comenzamos a relacionarnos con el Señor, Él nos limpia de todo pecado a través del sacrificio que hizo Jesús en la Cruz del Calvario, el poder de la Sangre de Jesús derramada allí nos dio la victoria absoluta.

4- Pablo entendió el propósito para el cual fue creado:

“Saulo se quedó unos días con los creyente en Damasco. 20 Y enseguida comenzó a predicar acerca de Jesús en las sinagogas, diciendo: «¡Él es verdaderamente el Hijo de Dios!». 21 Todos los que lo oían quedaban asombrados. «¿No es éste el mismo hombre que causó tantos estragos entre los seguidores de Jesús en Jerusalén? —se preguntaban—. ¿Y no llegó aquí para arrestarlos y llevarlos encadenados ante los sacerdotes principales?».

22 La predicación de Saulo se hacía cada vez más poderosa, y los judíos de Damasco no podían refutar las pruebas de que Jesús de verdad era el Mesías. (Hechos 19ª-22)

Este fue el comienzo de un gran ministerio. Aquel hombre que pretendía llegar a Damasco para erradicar el aparente mito de Jesús como el Hijo de Dios, terminó siendo uno de los más valiosos líderes del Cristianismo. Para Dios no hay imposibles, todo lo que Él ha prometido hacer se completará en su tiempo perfecto, con ó sin nosotros de su lado.

Si aún no has tenido ese encuentro sobrenatural con Jesús te invito a hacer esta oración:

“Señor Jesús, hoy te acepto como mi único Salvador y Redentor, confieso que sin ti no podré lograr mis sueños y el propósito para el cual fui creado, reconozco que la voluntad de Dios es la mejor manera de vivir y que Tu eres el único camino, la verdad y la vida. Te doy gracias por la oportunidad de arrepentirme de mis faltas y de abrir una nueva puerta hacia tu presencia. Amén”

Jesús te estará escuchando atentamente, el Padre Celestial estará preparando las bendiciones que habían estado retenidas por tanto tiempo, y el Espíritu Santo vendrá a ti para guiarte y protegerte siempre. ¿Acaso no es ese el mejor regalo que podamos recibir e inspirar a otros a obtener?

Dios te bendiga!

Itala D´Ambrosio S.

www.dambrosioitala.blogspot.com

26/04/2011

Tuesday, April 19, 2011

LA HERENCIA MÁS IMPORTANTE

¿A qué padres no les gustaría dejar a sus familiares, principalmente a sus hijos, una serie de comodidades antes de partir de este mundo? Estoy absolutamente segura que toda persona responsable desea dejar a sus seres queridos un legado que les permita seguir adelante. Estabilidad económica es la herencia en la que más comúnmente se piensa.

Hay otro tipo de herencia que también se deja, como por ejemplo los malos hábitos, las malas costumbres. En un estudio realizado este mismo año por la Universidad de Santiago de Compostela, España, comprobó que existe una relación estrecha entre el hábito de fumar de los padres y el de sus hijos. Si ambos progenitores fuman, sus descendientes tienen altas probabilidades de acabar viciados al tabaco.

El tipo de herencia que dejamos a nuestros seres queridos depende de nosotros mismos, depende de las decisiones que tomamos y de las relaciones que mantenemos. Cada actitud adoptada en nuestra vida también desencadena una serie de beneficios ó problemas (bendiciones ó maldiciones) para los que están a nuestro alrededor, especialmente nuestras familias.

¿Y qué hay de la herencia espiritual? ¿Qué pasa con esa parte de la herencia que debe endosarse de generación en generación y que permitirá a los hijos y demás parientes contar con la mejor protección y guía que ninguna otra persona podría ofrecerles jamás? La del único que TODO lo puede (omnipotente), TODO lo sabe (omnisciente) y en TODAS partes está al mismo tiempo (omnipresente): DIOS.

Cuando Dios habló a Abraham (el llamado padre de la fe), y le dijo que saliera de su tierra porque a donde lo llevaría sería bendecido, él se fue con su familia, esto quiere decir que la bendición de Dios fue recibida por sus seres queridos también, porque Abraham era fiel a Dios. (Génesis 12)

En el capítulo 6 del libro de Génesis encontramos que un solo hombre halló gracia ante los ojos de Dios. Su nombre fue Noé. Gracias a la relación de Noé con el Señor, no solo se salvó él de morir en el diluvio, sino que Dios le dio instrucciones de incluir a su familia en el arca.

17¡Mira! Estoy a punto de cubrir la tierra con un diluvio que destruirá a todo ser vivo que respira. Todo lo que hay en la tierra morirá, 18 pero confirmaré mi pacto contigo. Así que entren en la barca tú y tu mujer, y tus hijos y sus esposas.”. (Gn 6.17-18)

Sin embargo, uno de los casos que siempre me ha impactado es el del rey David. La Biblia habla de David como “un hombre conforme al corazón de Dios”, que a pesar de sus errores como todo ser humano, desarrolló una relación tal con el Señor que no solo le fueron perdonados sus pecados y fue cuidado como uno de Sus hijos más amados, sino que hizo lo mismo con su descendencia, aunque ellos no lo merecían.

El sucesor del rey David fue su hijo Salomón, veamos lo que Dios le dice a él:

9El SEÑOR estaba muy enojado con Salomón, porque su corazón se había apartado del SEÑOR, Dios de Israel, quien se le había aparecido dos veces. 10Le había advertido a Salomón específicamente que no rindiera culto a otros dioses, pero Salomón no hizo caso al mandato del SEÑOR. 11En consecuencia, el SEÑOR le dijo: «Ya que no has cumplido mi pacto y has desobedecido mis decretos, ciertamente te arrancaré el trono y se lo daré a uno de tus siervos; 12 pero por amor a tu padre David, no lo haré mientras vivas, sino que le quitaré el trono a tu hijo. 13 Y aun así, no le quitaré el reino entero; lo dejaré ser rey de una tribu por amor a mi siervo David y por amor a Jerusalén, mi ciudad escogida»”(1 Reyes 11)

Y más adelante dice:

34 Sin embargo, no le quitaré todo el reino, sino que lo mantendré como gobernante mientras viva, por consideración a mi siervo David, a quien escogí, y quien cumplió mis mandamientos y mis leyes”. (1 Reyes 11:34)

También podemos consultar: 1 Re 15.1-5/2 Re 8.19

El rey David fue un hombre que se mantuvo fiel a Dios y obedeció Su Palabra, alcanzó el favor del Señor, logró establecer una relación de padre e hijo con el Creador, y por esta razón su descendencia, sus seres queridos, e incluso su nación, también recibieron la bendición de Dios. Y Dios es un Dios detallista, cuando decide bendecir lo hace en todas las áreas.

¿Cómo podemos alcanzar el favor de Dios y hacer que se extienda a nuestras familias, de generación en generación?

Existen ciertos cambios de conducta que son necesarios para poder agradar a Dios y conseguir su bendición, tanto para nosotros como para nuestros seres queridos:

1) Colocar a Dios en el primer lugar: una de las cosas que más desagrada a Dios es ser sustituido, ser apartado de nuestro lado por falsas creencias ó malos hábitos adoptados por ignorar lo que Dios dice en su Palabra. La Biblia nos dice que nuestra alabanza está totalmente reservada para Dios Padre, Dios Hijo (Jesús) y Dios Espíritu Santo. Si obedecemos en esto su protección estará sobre nuestras familias por siempre, y Él mantiene sus pactos. Veamos que dice el libro de Éxodo en su capítulo 20:


1 Luego Dios le dio al pueblo las siguientes instrucciones: 2 «Yo soy el SEÑOR tu Dios, quien te rescató de la tierra de Egipto, donde eras esclavo. 3 »No tengas ningún otro dios aparte de mí. 4 »No te hagas ninguna clase de ídolo ni imagen de ninguna cosa que está en los cielos, en la tierra, o en el mar. 5 No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el SEÑOR tu Dios, soy Dios celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses. Extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia de los que me rechazan queda afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación. 6 Pero derramo amor inagotable por mil generaciones sobre los que me aman y obedecen mis mandatos.


22 Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: «Dile al pueblo de Israel lo siguiente: “Ustedes han visto con sus propios ojos que les hablé desde el cielo. 23 Recuerden que no deben hacer ningún ídolo ni de plata ni de oro que compita conmigo”.


2) Orar diariamente: orar es hablar con Dios, es expresarle a tu mejor amigo cómo te sientes, qué necesitas, es pedirle a esa persona, que sabes que te ama, ayuda para continuar, un consejo para seguir adelante. En Jeremías 33:3 dice:


“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”.


Jesús mismo nos aconseja cómo debemos orar en Mateo 6:

6 Pero tú, cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre en privado. Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará. 7 »Cuando ores, no parlotees de manera interminable como hacen los seguidores de otras religiones. Piensan que sus oraciones recibirán respuesta sólo por repetir las mismas palabras una y otra vez. 8 No seas como ellos, porque tu Padre sabe exactamente lo que necesitas, incluso antes de que se lo pidas”.


3) Estudiar y obedecer la Palabra de Dios: si no conocemos las reglas mucho menos podremos obedecerlas. Para saber que está bien ó mal delante de los ojos de Dios debemos conocer lo que Él piensa, para eso está la Biblia, que es la revelación de su sentir dada a los hombres. Si obedecemos sus mandamientos Él promete bendecir a nuestras familias incluso cuando ya no estemos con ellos.


9 Reconoce, por lo tanto, que el SEÑOR tu Dios es verdaderamente Dios. Él es Dios fiel, quien cumple su pacto por mil generaciones y derrama su amor inagotable sobre los que lo aman y obedecen sus mandatos.” Dt 7.9-10


4) Congregarse: reunirnos en la iglesia no solamente significa recibir un estudio bíblico y algunas palabras de ánimo. Implica relacionarnos como una familia, ser parte de un grupo de amigos que se ayudan unos a otros, que desean trabajar juntos para mejorar de manera colectiva la comunidad en donde el Señor se plació colocarnos.


24 Pensemos en maneras de motivarnos unos a otros a realizar actos de amor y buenas acciones. 25 Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca.” (Hebreos 10).


Jesús dijo: “Pues donde se reúnen dos o tres en mi nombre, yo estoy allí entre ellos” (Mateo 18:20).


5) Ofrendar y diezmar: todo aquello que ofrendamos a Dios debe ser de corazón, con generosidad, con la alegría de saber que esa ofrenda será llevada al más necesitado, que contribuirá a que otros conozcan a Jesús y reciban salvación y vida eterna. La Biblia habla en el libro de Malaquías, capítulo 10, acerca de la bendición que Dios da cuando llevamos nuestros diezmos a la iglesia en donde nos congregamos. (Diezmo: décima parte de nuestros ingresos):


10 Traigan todos los diezmos al depósito del templo, para que haya suficiente comida en mi casa. Si lo hacen —dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales— les abriré las ventanas de los cielos. ¡Derramaré una bendición tan grande que no tendrán suficiente espacio para guardarla! ¡Inténtenlo! ¡Pónganme a prueba!”.


Dios recompensa nuestra generosidad, multiplicándonos aquello que de corazón damos:


24Da con generosidad y serás más rico; sé tacaño y lo perderás todo. 25 El generoso prosperará, y el que reanima a otros será reanimado” (Proverbios 11)

29 Y todo el que haya dejado casas o hermanos o hermanas o padre o madre o hijos o bienes por mi causa recibirá cien veces más a cambio y heredará la vida eterna”. (Mateo 19:29)

Finalmente, imagina esta escena:

El Padre celestial mirando desde su trono a tu familia, de generación en generación, y escucharle decir: “Por amor a mi hijo (a) TU NOMBRE, porque fue fiel a mí en todo y me colocó en el primer lugar de su vida, Yo, el único Dios viviente, guiaré, protegeré y bendeciré por siempre a los suyos”.

¿No es esa la mejor herencia que puedes dejarle a tus seres más queridos?


Itala D´Ambrosio S.

www.dambrosioitala.blogspot.com

Devotional 17-18/04/2011