¿SOY DIGNO DE CONFIANZA?
“No fue necesario pedir cuentas de este dinero a
los supervisores de la construcción, porque eran hombres honestos y dignos de
confianza” (2 Reyes 12:15)
Este
versículo trae a mi memoria a un antiguo jefe, a quien yo trataba de rendirle
cuentas de todo el movimiento de efectivo (pagos especialmente), que hacía
desde las cuentas bancarias de su empresa, y ante mi insistencia de que
supervisara mi trabajo me dijo: “te di acceso a mis cuentas bancarias porque te
conozco y sé que serías incapaz de robarme, confío más en ti que en mi propia
hermana”.
El
ser dignos de confianza es un honor que llena de gozo, que da un ánimo
indescriptible, pero también es una gran responsabilidad. La confianza no se
exige, se gana; no se mendiga, se compra a precio de honestidad, de integridad,
de deseos de querer hacer las cosas bien.
Hay
un concepto que se conoce en la vida cristiana, pero que lamentablemente muy
poca gente practica, y es la MAYORDOMÍA. El apóstol
Pedro, nos dice que todos los cristianos “somos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Pedro 4: 10)
Un
mayordomo es aquella persona a quien el dueño deja a cargo porque confía en que
cuidará sus bienes como si fueran suyos, aunque está consciente de que no lo
son. (Lucas 12:35-48). Dios es el dueño y señor de todo lo que somos y tenemos,
y nos ha puesto como mayordomos de su creación.
Un
ejemplo bíblico de mayordomía es José:
“El Señor estaba con José, por eso tenía éxito en
todo mientras servía en la casa de su amo egipcio.3 Potifar
lo notó y se dio cuenta de que el Señor estaba con José, y le daba éxito en todo
lo que hacía.4 Eso agradó a Potifar, quien pronto nombró
a José su asistente personal. Lo puso a cargo de toda su casa y de todas sus
posesiones. 5 Desde el día en que José quedó encargado
de la casa y de las propiedades de su amo, el Señor comenzó a bendecir la casa de Potifar por
causa de José. Todos los asuntos de la casa marchaban bien, y las cosechas y
los animales prosperaron. 6 Pues Potifar le dio a José total y
completa responsabilidad administrativa sobre todas sus posesiones. Con José a
cargo, Potifar no se preocupaba por nada, ¡excepto qué iba a comer!” (Génesis
39:2-6)
Ha
colocado en nuestras manos una familia, una iglesia, e incluso nuestro propio
cuerpo, que es el templo y la morada de Su Espíritu.
Una
de las áreas que muy pocas veces tomamos en cuenta es la física, el cuidado de
nuestro cuerpo, que es en donde habita el Espíritu Santo. Cuántas veces nos hemos
desvelado orando y reprendiendo enfermedad y cansancio, cuando, generalmente, lo
que hay que echar fuera son los malos hábitos a los que nosotros mismos nos
hemos acostumbrado (mala alimentación, pocas horas de descanso, cero actividad
física). Este es un asunto en el que Satanás nada tiene que ver, más bien es
una cuestión de poner en práctica el “dominio propio” que se supone ahora
tenemos: “Pues Dios no nos ha dado
un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina.” (2 Timoteo 1:7)
Otra
de las áreas que parece no ser importante para algunas personas es el cuidado y
mantenimiento de los recursos que Dios nos ha dado a administrar dentro de la
iglesia. La primera vez que tuve la oportunidad de predicar (en un taller de
homilética dado por nuestro pastor Miguel Osuna), hablé de esta área de la
mayordomía, y reflexionaba lo siguiente: “¿de qué me sirve dar una ofrenda de
Bs.50,oo si le generó a la iglesia un gasto de Bs.100,oo? Porque exactamente
eso hago cuando dejo luces y equipos electrónicos encendidos, cuando ingiero
alimentos en áreas restringidas y mancho alfombras y sillas, cuando daño un
objeto y no tengo la voluntad y el sentido común de confesarlo y reponerlo.
Todo eso genera un gasto, la pregunta es ¿un buen mayordomo genera gastos? NO,
la Biblia enseña que un mayordomo no solo cuida, sino que multiplica los bienes
del dueño, que en este caso es DIOS. (ver la vida de José – Gen 39)
¿Qué
estamos haciendo con todo lo que el DUEÑO colocó en nuestras manos? ¿Lo estamos
cuidando y multiplicando? ¿Qué clase de mayordomos somos?
Medita
en esto: ¿acaso yo demuestro con mis ACCIONES que soy una persona digna de
confianza?
Mateo
25:29 “A los que
usan bien lo que se les da, se les dará aún más y tendrán en abundancia; pero a
los que no hacen nada se les quitará aun lo poco que tienen”
Dios
les bendiga
Itala
D´Ambrosio Silva
www.dambrosioitala.blogspot.com
09/07/2013
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