EL EJEMPLO DE ESTEBAN - Hechos 7:1;51-59
1 Entonces el sumo sacerdote le preguntó a Esteban: —¿Son ciertas estas acusaciones? …
51 »¡Pueblo terco! Ustedes son paganos de corazón y sordos a la verdad. ¿Se resistirán para siempre al Espíritu Santo? Eso es lo que hicieron sus antepasados, ¡y ustedes también! 52 ¡Mencionen a un profeta a quien sus antepasados no hayan perseguido! Hasta mataron a los que predijeron la venida del Justo, el Mesías a quien ustedes traicionaron y asesinaron. 53 Deliberadamente desobedecieron la ley de Dios, a pesar de que la recibieron de manos de ángeles.
54 Los líderes judíos se enfurecieron por la acusación de Esteban y con rabia le mostraban los puños; 55 pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, y vio la gloria de Dios y vio a Jesús de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios. 56 Y les dijo: «¡Miren, veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios!».
57 Entonces ellos se taparon los oídos con las manos y empezaron a gritar. Se lanzaron sobre él, 58 lo arrastraron fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. Sus acusadores se quitaron las túnicas y las pusieron a los pies de un joven que se llamaba Saulo.
59 Mientras lo apedreaban, Esteban oró: «Señor Jesús, recibe mi espíritu». 60 Cayó de rodillas gritando: «¡Señor, no los culpes por este pecado!». Dicho eso, murió.
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En esa época, en donde los creyentes proclamaban a Jesús como el Hijo de Dios y salvador de la humanidad, se le era contado como una blasfemia, por lo cual se les enjuiciaba y condenaba a muerte. Esteban fue apedreado hasta morir.
Hoy en día, excepto por algunos países, contamos con la enorme ventaja de hablar de nuestro redentor con libertad, sin miedo a ser encarcelados, azotados ó asesinados.
Personalmente creo que una de las principales razones que nos impiden hablar más abiertamente del Evangelio es el temor al qué dirán, a la crítica, al ser llamados “fanáticos”. Pero si nosotros somos fanáticos como deberíamos llamar a aquellos que lo primero que hacen al levantarse es encender el televisor para escuchar un programa en donde, según su fecha de nacimiento, supuestamente les dirán cómo será su día. Hay otras personas que no salen de sus casas sin portar una especie de amuleto porque sienten que ese objeto inerte hará que triunfen ó los mantendrán protegidos de alguna manera. ¿Acaso no es eso fanatismo?
Pues prefiero ser llamada fanática del Dios viviente, de Jesús que dio su vida por mí y por la gente que más me importa en este mundo, fanática del Espíritu Santo que me protege y guía todos los días de mi vida.
Definitivamente, al Igual que Esteban, prefiero ser acusada de adorar al único Dios que tiene ojos y si nos ve, que tiene oídos y nos escucha, y tiene boca y nos habla diariamente.
¿Tienes familia? Pues a través de ti Dios mirará a tu familia, a través de tu comunión con el creador será que tus seres queridos obtengan Su bendición. Esta comunión se logra a través de la obediencia a Dios y solo a ÉL. No será fácil, es un proceso que comienza todos los días de nuestra vida, es un esfuerzo diario, pero si eso trae la bendición de Dios a mi vida y a las personas que más amo entonces vale la pena intentarlo. ¿No crees?.
Quisiera citar algunos versículos del Salmo 115, ya que el salmista expone perfectamente la realidad que, aunque vaya en contra de algunos hábitos heredados, se deben afrontar y llevar delante de Dios en oración, ya que de esto depende la bendición ó maldición que también heredarán las generaciones postreras.
Salmo 115
1 No a nosotros, oh Señor, no a nosotros sino a tu nombre le corresponde toda la gloria, por tu amor inagotable y tu fidelidad 3 Nuestro Dios está en los cielos y hace lo que le place. 4 Los ídolos de ellos no son más que objetos de plata y oro; manos humanas les dieron forma. 5 Tienen boca pero no pueden hablar, tienen ojos pero no pueden ver. 6 Tienen oídos pero no pueden oír, y tienen nariz, pero no pueden oler. 7 Tienen manos pero no pueden sentir, tienen pies pero no pueden caminar, y tienen garganta pero no pueden emitir sonidos. 8 Y los que hacen ídolos son iguales a ellos, como también todos los que confían en ellos.
9 ¡Oh pueblo de Dios, confía en el Señor! Él es tu ayudador y tu escudo. 13 Bendecirá a los que temen al Señor, tanto a los grandes como a los humildes.
14 Que el Señor los bendiga ricamente, tanto a ustedes como a sus hijos. 15 Que sean bendecidos por el Señor, quien hizo los cielos y la tierra. 16 Los cielos pertenecen al Señor, pero él ha dado la tierra a toda la humanidad. 17 Los muertos no pueden cantar alabanzas al Señor porque han entrado en el silencio de la tumba. 18 ¡Pero nosotros podemos alabar al Señor ahora y para siempre! ¡Alabado sea el Señor!
Las decisiones que hago hoy traerán consecuencias (buenas o malas) no solo para mí, sino para todos los que están a mi alrededor.
Itala D´Ambrosio S.
www.dambrosioitala.blogspot.com
16/04/2011
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