“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. 2 Ti 1.7
Jesús nos dijo que mayores cosas haríamos en Su nombre, y que tendríamos la autoridad para echar fuera demonios, sanar toda dolencia y enfermedad, a través del Espíritu Santo recibimos ese poder. También tenemos la certeza de que el amor de Dios ha sido colocado en nuestros corazones para ser ministrado a otros. Ahora bien, ¿qué es eso del DOMINIO PROPIO?
El dominio propio es la habilidad de controlar nuestras emociones, nuestros pensamientos. Si logramos controlar eso, logramos sujetar todo lo que hacemos, decimos, sentimos. Así pues, si tenemos dominio propio podremos aplicar el poder y el amor de Dios con mayor sabiduría.
En Hechos 24 vemos al apóstol Pablo compartiendo el evangelio mientras está encarcelado, todo iba muy bien hasta que tocó el tema de la justicia, el dominio propio y el juicio venidero. No resulta muy agradable para algunas personas que se les confronte con algo tan personal como el dominio propio, ya que como dije antes, involucra el control que cada quien ejerce sobre sus propios pensamientos y emociones, en otras palabras, su vida personal.
24Algunos días después, viniendo Félix con Drusila su mujer, que era judía, llamó a Pablo, y le oyó acerca de la fe en Jesucristo. 25Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré. (Hch 24.24-25)
La mayoría de nosotros nos sabemos de memoria Filipenses 4:13, que dice "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, y lo aplicamos especialmente al área espiritual, pero ¿que hay de las otras áreas? En la escuela de líderes me enseñaron que existen otras cuatro áreas fundamentales que debo cuidar, además de la espiritual.
- Área Emocional: si realmente creo que todo lo puedo en Cristo que me fortalece entonces mis emociones no dominan mis acciones; cualquier tribulación momentánea que pudiese causar tristeza, enojo, angustia o amargura, queda sujeta al gozo que el Señor me proporciona a través de Su Espíritu.
- Área Social: si realmente creo que todo lo puedo en Cristo que me fortalece entonces estoy preparado para doblegar mi carácter y dar el primer paso en restaurar relaciones, en propiciar el acercamiento con personas que antes me costaba incluso saludar.
- Área Intelectual: si realmente creo que todo lo puedo en Cristo que me fortalece entonces no hay ningún problema en plantearme leer los libros que he tenido de adorno en mi biblioteca desde hace tanto tiempo; en creer que tengo la capacidad de hacer un estudio bíblico semanal; asistir puntualmente a mis clases de liderazgo y lograr el conocimiento secular que necesito para el éxito de mi trabajo en el tiempo que me plantee las metas.
- Área Financiera: si realmente creo que todo lo puedo en Cristo que me fortalece entonces sé que puedo diezmar, ofrendar, organizar mis gastos y ahorrar. Estoy totalmente convencido que tengo el dominio propio de ver algo que me guste sin necesitarlo y decir “no lo compro porque ésta no es mi prioridad”.
- Área Física: si realmente creo que todo lo puedo en Cristo que me fortalece entonces no tengo excusas para alimentarme a las horas incorrectas con comidas que sé que no contribuyen al sano mantenimiento de mi organismo; no tengo justificación para no hacer media hora de ejercicio físico por lo menos dos veces por semana cuando sé que eso es parte del cuidado del Templo del Espíritu Santo, no hay motivo para que el cuerpo no se sujete a mi voluntad de levantarme temprano y tener un encuentro con Dios diariamente.
Todas estas cosas son posibles si en verdad tenemos una mente disciplinada, control de nosotros mismos, en otras palabras: Dominio Propio.
El rey David demostró tener un nivel de dominio propio extraordinario cuando tuvo la oportunidad de quitar de su camino al rey Saúl y no lo hizo (1Samuel 24), tuvo a todos sus hombres detrás de él diciéndole: “aprovecha que Dios lo ha puesto en tus manos, debe ser su voluntad que te vengues”. Pero su dominio propio fue mayor a la angustia de ser perseguido y a la presión de los que le rodeaban, ese auto-control fue lo que le hizo pensar por encima de lo que hubiese sido una satisfacción momentánea que no traería bendición para su vida.
A partir de este lunes decidí seriamente tomar dominio de mi cuerpo y mi mente (ejercicios, mejor alimentación, horarios establecidos con metas diarias), y estoy segura de que el Señor me bendecirá en la medida que vea mi disposición a mejorar en todas las áreas y a demostrar con hechos que “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
“Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse”
Prov 25:28
15/02/2010
Itala D´Ambrosio S.
www.dambrosioitala.blogspot.com
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