Wednesday, March 9, 2011

"PADRE, PERDÓNALOS, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN"

"PADRE, PERDÓNALOS, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN" (Lucas 23:34a)

Primera Palabra de Jesús en La Cruz

Esa fue la primera de las siete declaraciones que hizo nuestro Señor Jesús durante su crucifixión. Desde el mismo momento en que sus manos y pies fueron salvajemente clavados en un madero, hasta el instante en que su corazón no resistió más sufrimiento y explotó, Jesús pronunció siete frases que, como cada palabra que salía de su boca, nos dejó una enseñanza sobrenatural.

Meditando en esta oración puedo observar dos maneras de interpretarla:


El primer enfoque me lleva recordar dos cosas:


1) QUIÉN ES JESÚS: con esta oración Jesús demuestra una vez más que Él es Dios, y que Dios es amor. Expresa ese sentimiento hacia la humanidad a un nivel jamás igualable, una misericordia incorruptible, llena de sencillez, discernimiento y perseverancia en su función como redentor.


2) QUÉ ROL DESEMPEÑA EN MI VIDA: Él es nuestro intercesor por excelencia, día y noche aboga delante de nuestro Padre celestial sin importar qué tan injustos hayan sido nuestros actos. Su mediación es constante.



El segundo enfoque me lleva a dividir la oración en tres partes:


1) PADRE: Jesús nunca, incluso en el peor momento de su vida, se desenfocó del propósito por el cual vino a esta tierra y mucho menos a quién debía recurrir, quién tenía todo el poder y la sabiduría, quién era, es y será el único juez perfecto y justo, el Padre celestial. Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos” (Ap 16:7b)


En su oración por los discípulos reflejada en el libro de Juan 17, Jesús le dice “Padre justo”.


En 1Pedro 2:23 dice que Jesús nunca pagó el mal recibido con mal, sino que “encomendaba la causa al que juzga justamente”. Uno de los pilares del carácter de Jesús era que estaba confiado en Su Padre, nunca dudó en recurrir a Él bajo cualquier circunstancia. ¿En quién buscamos consuelo cuando nos sentimos emocionalmente derrotados ó con quién danzamos cuando estamos alegres? ¿A qué fuente de agua vamos cuando atravesamos un tiempo de sequía? ¿Con quién hablamos acerca de nuestros más íntimos temores ó metas en la vida? Si nuestra respuesta no es DIOS a cada una de estas interrogantes necesitamos re-evaluar qué tan sólida es nuestra comunión con el Creador.


No hubo un momento en la vida de Jesús en el cual dejase de tener comunión con el Padre.



2) PERDÓNALOS: Jesús no solo fue capaz de perdonarnos, sino que intercedió para que el Padre también nos perdonara. Se hizo a sí mismo mediador entre el Juez celestial y el mundo hostil que lo rechazó, que lo odió y torturó hasta conseguir su muerte. Esa es la mayor prueba de amor que pudimos haber recibido.


Hubo personas, especialmente profetas, que intercedieron por el pueblo de Dios a lo largo de toda la historia bíblica, como por ejemplo:


Moisés: “Perdona ahora la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, y como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí. Entonces Jehová dijo: Yo lo he perdonado conforme a tu dicho”. (Nm 14.19-20)


Daniel: “Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío; porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo”. (Dn 8.27-9.19)


Esteban: “Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió” (Hch 7.55-60)


Sin embargo, Jesús fue el único que logró redimirnos de una vez y para siempre:


22Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. 23Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; 24mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; 25por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. (He 7.22-25)


“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1Tim2:5)



3) PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN: imagino al Padre diciendo:


-“Hijo mío, solo dime algo: ¿Por qué debería perdonarlos?”


Y Jesús, como el mejor abogado que es, expone sus alegatos ante el juez supremo:


-“Papá, porque no saben lo que hacen, no entienden la magnitud de tu bondad, no te conocen aún, pero cuando yo parta contigo muchos te buscarán por causa de mi sacrificio y se arrepentirán, mis discípulos recibirán de Tu Espíritu y estarán listos para edificarlos en Tu Palabra, y les enseñarán tal y como yo les he enseñado a ellos. Además, mi mediación no es solo por estos, sino por los que creerán en mí por la palabra de testimonio de los que ahora defiendo”.


En la Biblia solo se refleja la oración “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, esto fue lo que audiblemente captaron quienes estaban en ese momento cerca de Jesús, sin embargo, estoy absolutamente convencida de que Él, silenciosamente allí en la cruz, abogó mucho más por nosotros, pero solo pudo pronunciar esa frase ya que cada esfuerzo que hacía implicaba un intenso dolor.


¿Estoy en la lista de los perdonados?


En otro ámbito de ideas, creo que no hay un día en que, conscientemente, no pidamos perdón a Dios por algo, ya sea un pensamiento, una palabra ó una acción, pero la reflexión que quiero dejarles en este punto es la siguiente:


¿Por qué mi Padre celestial debería perdonarme cada vez que voy a Él a confesar mis faltas? ¿Qué me diferencia de aquellos a quienes, según el libro de Apocalipsis se les negará la entrada al Reino de los Cielos? Aquí les dejo una pista:


Apocalipsis 16 dice que Dios juzgará severamente a quienes:


- Den su adoración al enemigo, a quienes se dejen dirigir por el adversario. (Apo16:2)

- Hagan mal a los Hijos de Dios. (Apo16:6)

- Blasfemen el nombre de Dios, y no se arrepientan de sus obras. (Apo16:8-11)

- No velen. (Apo 16:15)


9Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros” (1 Jn 1.9-10)


Aunque no lo merecíamos, Jesús ya pagó el precio, anuló el acta de decretos que nos acusaba y por Su gracia somos salvos. Confesamos y nos arrepentimos de todo lo que desagrada a Dios, de manera tal que el enemigo está vencido por medio de la Sangre del Cordero y de La Palabra declarada por nosotros. Amén!


Dios les bendiga!

Itala D´Ambrosio Silva

www.dambrosioitala.blogpot.com

Devocional del: 08/03/2011

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