(Prov.21:2)
En el caso de aquellos que se están preparándose académicamente, a cualquier nivel, es importante que tengan en cuenta que ustedes dan testimonio a sus compañeros y a sus profesores, su ética será atacada por tentaciones tales como: copiar en un examen, pedir a otro que haga la tarea por usted y presentarla como suya ó algo tan aparentemente insignificante como dar una falsa excusa por llegar tarde a clases o no entregar un trabajo a tiempo. Les aseguro que estas tentaciones se presentarán tan irresistiblemente convenientes que será difícil rechazarlas. Pensamientos como:
a) “A nadie hago daño con una mentirita como esta”
b) “Es que no tuve tiempo de estudiar para este examen, pero para el próximo si estudiaré”
c) “Es que este profesor es muy malo, nadie le entiende, y de paso la tiene agarrada conmigo”
Su respuesta a todos esos pensamientos que, obviamente no provienen de Dios, debería ser:
a) En ninguna parte de la Biblia nos hablan de diferentes niveles de mentiras, solo tenemos dos opciones: mentimos ó decimos la verdad. Cuando mentimos, incluso en estos casos, supuestamente inofensivos, nos hacemos daño a nosotros mismos y a la confianza que Dios ha depositado en nosotros.
Luc 16:10 dice “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”.
El mismo David, durante su huida de la ira del rey Saúl (1Samuel 21), llegó a Nob y se presentó al sacerdote Ahimelec, éste sorprendido le pregunta: “¿Cómo vienes tú solo, y nadie contigo?”, y David, en lugar de contestar con la verdad y decirle que el rey Saúl lo persigue y que huye por su vida, decide contarle otra versión de los hechos, diciendo: “el rey me encomendó un asunto secreto”. Tal vez pensó “pobre hombre, mejor no le digo nada para no angustiarlo”, ó quizás: “si le digo podría ponerlo en peligro”.
Esta historia pronto termina para Ahimelec y toda Nob cuando el rey Saúl descubre que ayudó a David y lo sentencia a muerte, no solo a él sino a todos los sacerdotes de Nob, ochenta y cinco en total, también mujeres, niños e incluso sus animales fueron muertos a filo de espada. Lo que deseo demostrar con esto es que a pesar de que David no actuó con deseo de hacer un mal, su mentira aparentemente inofensiva trajo consecuencias desastrosas a terceras personas, me imagino que él sintió gran dolor en su corazón al enterarse que por su culpa toda una ciudad de sacerdotes de Dios fue aniquilada.
b) ¿Qué pensaría yo de alguien que durante todo el año escolar me ha hablado de la diferencia entre vivir con Cristo y sin Él, y de repente observo que esa misma persona está haciendo trampa en el examen final?
En el caso de aquellos que se están preparándose académicamente, a cualquier nivel, es importante que tengan en cuenta que ustedes dan testimonio a sus compañeros y a sus profesores, su ética será atacada por tentaciones tales como: copiar en un examen, pedir a otro que haga la tarea por usted y presentarla como suya ó algo tan aparentemente insignificante como dar una falsa excusa por llegar tarde a clases o no entregar un trabajo a tiempo. Les aseguro que estas tentaciones se presentarán tan irresistiblemente convenientes que será difícil rechazarlas. Pensamientos como:
a) “A nadie hago daño con una mentirita como esta”
b) “Es que no tuve tiempo de estudiar para este examen, pero para el próximo si estudiaré”
c) “Es que este profesor es muy malo, nadie le entiende, y de paso la tiene agarrada conmigo”
Su respuesta a todos esos pensamientos que, obviamente no provienen de Dios, debería ser:
a) En ninguna parte de la Biblia nos hablan de diferentes niveles de mentiras, solo tenemos dos opciones: mentimos ó decimos la verdad. Cuando mentimos, incluso en estos casos, supuestamente inofensivos, nos hacemos daño a nosotros mismos y a la confianza que Dios ha depositado en nosotros.
Luc 16:10 dice “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”.
El mismo David, durante su huida de la ira del rey Saúl (1Samuel 21), llegó a Nob y se presentó al sacerdote Ahimelec, éste sorprendido le pregunta: “¿Cómo vienes tú solo, y nadie contigo?”, y David, en lugar de contestar con la verdad y decirle que el rey Saúl lo persigue y que huye por su vida, decide contarle otra versión de los hechos, diciendo: “el rey me encomendó un asunto secreto”. Tal vez pensó “pobre hombre, mejor no le digo nada para no angustiarlo”, ó quizás: “si le digo podría ponerlo en peligro”.
Esta historia pronto termina para Ahimelec y toda Nob cuando el rey Saúl descubre que ayudó a David y lo sentencia a muerte, no solo a él sino a todos los sacerdotes de Nob, ochenta y cinco en total, también mujeres, niños e incluso sus animales fueron muertos a filo de espada. Lo que deseo demostrar con esto es que a pesar de que David no actuó con deseo de hacer un mal, su mentira aparentemente inofensiva trajo consecuencias desastrosas a terceras personas, me imagino que él sintió gran dolor en su corazón al enterarse que por su culpa toda una ciudad de sacerdotes de Dios fue aniquilada.
b) ¿Qué pensaría yo de alguien que durante todo el año escolar me ha hablado de la diferencia entre vivir con Cristo y sin Él, y de repente observo que esa misma persona está haciendo trampa en el examen final?
Si no pudimos estudiar para un examen, entonces deberíamos pensar en dar el 200% de nosotros en la siguiente prueba y así recuperar la calificación, pero bajo ningún concepto el fin justificará los medios en esta nueva vida que tenemos en Jesús, y mucho menos si esto pone en riesgo el acercamiento de otros al evangelio.
Lucas 17:1-2: “Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen! Mejor le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos”.
Nosotros, como cristianos, no nos regimos por la conveniencia que nos ofrece el mundo, sino por los valores que nos revela el evangelio. Si fuese por las facilidades que podría obtener de este mundo, les garantizo que me iría a estudiar a la Universidad de Sevilla, España, en donde fue aprobado el 29 de Septiembre del 2009, el derecho de los alumnos a completar su examen aun cuando fuesen sorprendidos copiando en plena prueba, otro artículo menciona que la asistencia a clases teóricas no serán obligatorias (me imagino que por eso necesitarán copiar en los exámenes).
Ahora bien, podríamos decir que si estudio en la Universidad de Sevilla no necesitaré ir a clases, e incluso, si mi profesor me ve copiando no podrá suspenderme de la prueba, solo hará un reporte, porque el artículo Nro. 20 de la “Normativa Reguladora de Evaluación” de dicha Universidad me protegerá. Debo entender que esto me es “lícito”, pero lo que realmente debo preguntarme es “¿me conviene?” “¿me edifica?”.
“Todo me es lícito, pero no todo conviene, todo me es lícito, pero no todo edifica” ( 1Cor 10:23)
También me pareció interesante un reportaje publicado por la revista Estampas, del diario El Universal, titulado “¿Sus hijos copian?”. En este reportaje se habla de un 75% de alumnos que copian, número que va en aumento paralelamente a la falta de ética de los estudiantes y la tecnología, pero quisiera citar textualmente dos párrafos que guardan mucha relación con el tema que estamos tratando visto desde la perspectiva de los expertos en la materia:
*********************************************************************************
…
Aunque la epidemia de trampas es preocupante, la actitud de los estudiantes es mucho más perturbadora para los profesores y directores. "Muchos de los alumnos ni siquiera piensan que están haciendo algo suficientemente malo como para preocuparse”, dice McCabe, profesora de la Rutgers University en Newark, Nueva Jersey. “Piensan que deberíamos centrarnos en el panorama global —los políticos y los empresarios— no en las conductas poco éticas en las escuelas. ‘La gente hace trampas, asúmanlo’, dicen los estudiantes”.
También se convierte en la mejor opción para aquellos estudiantes que sí respetarían las normas pero que ven a sus compañeros engordar su promedio de notas con medios deshonestos. Los expertos llaman a esto el efecto dominó de la trampa. Es similar a la crisis que se observa en los deportes profesionales: algunos atletas temen que si no toman esteroides u otra droga ilegal para aumentar su desempeño, quedarán en desventaja en comparación con quienes lo hacen. “Los muchachos honestos consideran que tienen que mantenerse a la par de sus compañeros cuando se trata de las calificaciones”, indica McCabe. “Entonces, si un grupo de estudiantes decide copiarse, los otros puede que hagan lo mismo”…
*********************************************************************************
Puede consultar el artículo completo en la Web, bajo el link: http://www.eluniversal.com/estampas/anteriores/040704/familia.shtml.
Nuevamente cabe mencionar: “Todo me es lícito, pero no todo conviene, todo me es lícito, pero no todo edifica” (1Cor 10:23)
c) En el preciso momento que dejamos de lado a nuestro guía, el Espíritu Santo, y nos preguntamos a nosotros mismos qué hacer ante determinada situación, es cuando comenzamos nuestra escalada hacia el razonamiento de las circunstancias y, por consiguiente, le abrimos las puertas a esas tentaciones llamadas “EXCUSAS”.
Si se torna difícil entender la metodología del profesor, nuestro deber es buscar asesoramiento externo; si percibimos que existe una incomodidad del profesor hacia nosotros que raya en lo personal, la mejor solución es traer ese problema delante de Dios en oración y esperar que las condiciones estén dadas para aclarar cualquier mal entendido.
La primera excusa dada por el ser humano está reflejada en Génesis 1:11-13, en donde Adán culpa a Eva, y Eva culpa a la serpiente por desobedecer a Dios. Si bien es cierto que el tentador tuvo su castigo, también lo es que aquellos que escucharon las excusas y se dejaron influenciar por ellas tuvieron que afrontar las consecuencias de su error.
Steven Gerrard, uno de los principales jugadores de la selección de futbol inglesa, fue entrevistado luego de un empate inesperado ante la selección de Argelia en el Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010, le preguntaron a qué se debió ese empate, y él respondió: “No voy a darles excusas, evidentemente debemos analizar y reorganizar nuestro juego, solo nosotros somos los responsables”.
NUESTRA CONDUCTA ES NUESTRA RESPONSABILIDAD
NO HAY EXCUSAS QUE NOS EXIMAN DE LAS CONSECUENCIAS
“Aun el muchacho es conocido por sus hechos, si su conducta fuere limpia y recta”.
(Prov. 20:11)
Dios los bendiga!
Itala D´Ambrosio S.
www.dambrosioitala.blogspot.com
28 Jun 2010
(3ra parte: Ética en el trabajo)