Tuesday, February 23, 2010

JOSÉ: REAL SACERDOCIO

“El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS”. (Mt 1:18-25)

Reiniciando la lectura del Nuevo Testamento me llamó la atención algo que nunca había detallado antes, a partir del momento en que el ángel de Jehová revela en sueños a José que María ha concebido del Espíritu Santo y éste lo acepta sin dudar Dios continúa dirigiéndolo a fin de esquivar las maquinaciones de aquellos que no deseaban el nacimiento de Jesús.

Nuestro pastor siempre nos dice que si queremos respuestas acerca de la Palabra de Dios le preguntemos directamente a ella, así que, al leer nuevamente el texto, las preguntas que le hice fueron: ¿Por qué Dios se enfocó en darle las revelaciones a José y no siguió presentándosele a María? ¿Por qué el ángel de Jehová continuó guiando a José en sueños y no continuó con María cuando fue ella la elegida para llevar en su vientre al Hijo de Dios y cumplir con la mayor y más importante profecía de la Biblia?

Cabe destacar que, lejos de ser un cuestionamiento feminista, se podría decir que son preguntas muy lógicas tomando en cuenta la situación. ¡Qué bueno que la lógica de Dios no es como la nuestra!

Ahora bien, la respuesta que tengo para ofrecerles es la siguiente:

José y María no consumaron el matrimonio hasta después del nacimiento de Jesús, pero de todas formas estaban casados ante los ojos de Dios y de los hombres. Esto significa que José era el sacerdote de su casa, la autoridad de su hogar. No quiero decir con esto que el Señor no se revela a nosotras las mujeres, quiero decir que Dios jamás se contradice y ha establecido en su Palabra lo siguiente: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Ef 5:22-32 / Col 3:18)

Analicemos un poco los casos de José y Zacarías:

1) En el principio ambos fueron considerados hombres justos delante del Señor, por lo cual los bendijo haciéndolos partícipes del cumplimiento de estas profecías, les fue asignada la tarea de criar al Señor Jesús y a Juan el Bautista respectivamente. (Mt 1:19/Lc 1:6).

2) Al Dios revelarles sus propósitos José creyó inmediatamente y obedeció, pero Zacarías abrió puertas a la duda, lo cual trajo como consecuencia que, mientras José era usado por el Señor cada vez más, Zacarías tuvo que ser disciplinado, siendo enmudecido hasta el nacimiento de Juan el Bautista (Mt 1:24/Lc 1:18-20).

A las mujeres, este es mi consejo:

Casadas, oren para que sus esposos nunca dejen de ser hombres justos a los ojos de Dios, que se mantengan atentos a su voz y obedezcan sin dudar como lo hizo José. Y que ustedes tengan, incluso en las situaciones más adversas, el discernimiento y la paz de seguir a sus esposos como seguramente lo tuvo María. Esto traerá gran bendición a toda la familia.

Solteras, oren para que Dios les permita establecer un hogar junto a un hombre con la sensibilidad y valentía con la que José se determinó a cumplir el propósito del Señor y que ustedes puedan ser ayuda idónea.

A los hombres:

Ustedes han sido llamados a ser quienes guíen sus hogares, tienen la responsabilidad de ser hombres rectos, justos y obedientes a Dios, tanto ustedes como cada miembro de sus familias han sido apartados para ser “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios”, así pues, estén atentos a las instrucciones del ángel de Jehová, guíen a lugar seguro a sus familias y verán los milagros que por tanto tiempo han estado esperando. Este es el tiempo de recibirlos!


Cuando Dios hizo pacto con Abraham una de las cosas que le aseguró fue: “serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Gen 12:3b). Hoy nos apoderamos de esta promesa con la mayor de las esperanzas.

Dios te bendiga!

Itala D´Ambrosio S.
www.dambrosioitala.blogspot.com
22 feb 2010

Tuesday, February 16, 2010

¡Quítate de delante de mí, Satanás! – Parte II

“Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”. (Mat 16:21-23)

En la primera parte estuvimos hablando de lo que pasa cuando nos dejamos engañar y usar por el enemigo y lo que nos recomienda la Palabra de Dios para no ser piedra de tropiezo a nosotros mismos y a quienes nos rodean. En esta segunda parte me gustaría indagar más acerca de nuestro enemigo como parte de la estrategia para derrotarlo, dejando claro que quien merece principal atención es nuestro único y adorado Dios.

1) ¿Quién es satanás?

Creo importante comenzar con la Palabra de Dios que dice: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él” (Col 1:16).

Dios creó absolutamente todo perfecto, pero lamentablemente ese estado de perfección inicial algunas veces no permanece, y así como sucedió con Adán y Eva vemos que, tiempo antes, sucedió con satanás.

“Perfecto eras en todos tus caminos desde el día en que fuiste creado hasta que se halló en ti maldad” (Ezequiel 28:15).

En ese mismo capítulo del libro de Ezequiel (v.13-17) vemos que originalmente satanás era un ángel poseedor de una hermosura y sabiduría que solo Dios era y es capaz de crear, esto lo ensoberbeció de tal manera que llegó a querer ser como Dios, por lo cual fue echado de los cielos junto con aquellos ángeles que estaban con él. Y si hay algo de lo cual podemos estar seguros es que aprendió muy bien esa lección, ya que este fue el mismo pretexto con el que luego engañó a Eva.

Satanás significa “adversario” u “oponente” Jn 13:27. También se le asignan otros nombres en la Biblia, como lo son: abadón, apolión (destrucción): Apo 9:11; acusador: Apo 12:10; adversario: 1Pe 5:8; ángel de luz: 2Cor 11:4; belcebú: Mat 12:24; Luc 11:15; belial: 2Cor 6:15; engañador: Apo 12:9; 20:3; diablo: (calumniador): 1Pe 5:8; dragón: Apo 12:3; enemigo: Mat13:39; maligno: 1Jn 5:19; dios de este mundo: 2Cor 4:4; mentiroso, padre de mentiras: Jn 8:44; príncipe de los demonios: Mat 12:24; príncipe de este mundo: Jn 12:31; serpiente: Gen 3; tentador: Mat 4:3; león rugiente: 1 Pe 5:8; gobernante de las tinieblas: Efe 6:12; espíritu que obra en los hijos de la desobediencia: Efe 2:2.

Algunas características de satanás y sus demonios:

1- Los demonios no son omnipresentes. Solo pueden estar en un lugar a la vez a diferencia de Dios que está en todas partes al mismo tiempo. (Mt 8:28-34).

2- Los demonios no son omniscientes. Poseen una inteligencia muy aguda (Mc 1:24; Hec 19:15-16); pero jamás podrán compararse con la omnisciencia de Dios.

3- Los demonios no son omnipotentes, su poder ha sido limitado por Dios (Mc 9:22-27). Nunca superará la omnipotencia del Señor (Jn 10:21).

2) Su estrategia:

Definitivamente lo que el padre de las mentiras busca es apartarnos de la voluntad de Dios y someternos a la suya, ya que lo que él desea es tomar su lugar y ser él el motivo de nuestra adoración. Para lograr esto no lo hace vestido de rojo y con un tridente en la mano, todo lo contrario, siempre tratará de tergiversar la realidad invadiendo nuestros pensamientos de una manera casi irresistible, mostrándonos lo malo como bueno, lo injusto como justo y lo indecente como honroso, básicamente, nos incita a ir en contra de los preceptos de Dios, a desobedecerle, despojándonos así de su bendición y protección.

Su ataque va dirigido a aquellos que representan un peligro en sus planes, aquellos que ejercen influencia sobre otros, no solo dentro de la iglesia sino fuera de ella. Su atención se concentra en aquellos líderes (actuales ó futuros) a todos los niveles de nuestra sociedad. ¿Por qué esto? simplemente porque hasta satanás tiene el conocimiento que si tienes de tu lado al líder también tendrás a quienes lo siguen. El pecado del rey David trajo juicio sobre toda la nación bajo su cargo (2Sam 24). Asimismo, conoce muy bien la Palabra en Zac 13:7b que dice "hiere al Pastor y se dispersarán las ovejas”, y de seguro también le ha dado una ojeada a los libros de liderazgo de John Maxwell referente a que si conquistas a un seguidor añadirás uno, pero si conquistas a un líder te multiplicarás.

En el libro “Desenmascarando al Espíritu de Jezabel”, John Paul Jackson da claros ejemplos de cómo el adversario se introduce en la casa de Dios para desintegrar el liderazgo y de esa forma dispersar a sus miembros.

3) Cómo desarmar a nuestro adversario:

3.1.- Declara el poder de la sangre de Cristo: esta es nuestra principal y más poderosa arma junto con la Palabra de Dios que nos confirma su victoria sobre el enemigo, aunado a la confesión y el testimonio.

“Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte” (Apo12:11)

3.2.- Confiesa tus faltas: a fin de que el acusador no se adelante a avergonzarnos públicamente.

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1Jn 1:9 / Mt 5:25)

3.3.- Escudriña la Palabra de Dios: lamentablemente el enemigo la conoce mejor que muchos de nosotros, por eso sabe como atacarnos, pero huye de aquellos que la conocen y la aplican.

“Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían”. (Mt 3:10-11)

3.4.- Anhela la presencia del Espíritu Santo: Él nos da discernimiento y nos guía en todo.

“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” Jn 14:26

3.5.- Ora y permanece alerta en todo tiempo: descuidos abren puertas difíciles de cerrar.

“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. (Mt 26:41)

3.6.- Nuestro corazón, fuente de vida: cuida celosamente que los deseos de tu corazón vayan paralelos a los deseos de nuestro Padre celestial.

“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Prov 4:23)

3.7.- Renueva tus pensamientos: no des cabida al enemigo a través de tu mente.

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” Fil 4:8

Dios está buscando gente que crea en Él, que esté dispuesta a dejarse moldear y desee formar parte de su familia, gente valiente y esforzada que no retroceda durante la primera batalla sino que permanezca hasta ganar la guerra, y para aquellos fieles Él les da está promesa:

“El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo” Apo 21:7


Dios te bendiga!
By Itala D´Ambrosio
www.dambrosioitala.blogspot.com

Thursday, February 11, 2010

¡Quítate de delante de mí, Satanás! – Parte I

“Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”. (Mat 16:21-23)

La primera vez que leí este pasaje lo primero que cruzó por mi mente fue “Señor, que duras palabras! pobre Pedro!”. Luego entendí que actitudes extremas ameritan correcciones extremas. Pedro, quien acababa de ser honrado nada más y nada menos que con las llaves de los cielos, ahora estaba siendo usado por el enemigo para persuadir a Jesús de no completar el propósito por el cual estaba en medio nuestro.

Esta situación trajo algunas interrogantes a mi mente:

¿En qué momento pasamos de ser Hijos de Dios para ser llamados Satanás?
¿Durante cuánto tiempo y con qué frecuencia adquirimos ese apodo?
¿Cuándo tomamos el lugar del enemigo?

Lo tomamos cuando:

1) Nos dejamos engañar (temor, dudas, frustración, rebelión, orgullo, auto-compasión, auto-suficiencia, etc.)

“Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí” (Gen 1:13)

“porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató”. (Rom 7:11)

2) Nos dejamos usar (incitando a otros a seguirnos en desobediencia, rebelión, inmoralidad sexual, traición, murmuración, etc.)

“Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce;” (Luc 22:3)

“Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel” (1Cro 21:1)

“Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?” Hec 5:3

Nuestra tendencia natural es asignarle toda la culpa de nuestras malas acciones al enemigo, a aquel llamado satanás, diablo, serpiente, padre de mentiras, acusador, entre otros nombres que se mencionan en la Biblia (en la parte II estaremos ahondando más sobre este tema), pero lo cierto es que el enemigo no entra si nosotros mismos no colocamos nuestras hermosas e inocentes manos en la perilla de la puerta y le damos vuelta. En el libro “Sé libre” Mary Jo Clouse dice: “Es importante comprender que los demonios no pueden entrar a voluntad; deben tener un derecho legal o una puerta de oportunidad”.

Cuando Jesús le dice a Pedro “Satanás” se refería a dos cosas:

1) Estaba reprendiendo al enemigo, quien obviamente estaba seduciendo a Pedro en ese momento.

2) Estaba advirtiéndole a Pedro del peligro en el que se encontraba de ser no solo engañado sino usado por el adversario. Un llamado de atención a velar.

Lo segundo que el Señor Jesús le dice a Pedro, luego de reprenderlo, es: “porque me eres tropiezo”. Cuando somos engañados y usados por el padre de las mentiras lamentablemente nos convertimos en piedra de tropiezo para nosotros mismos y para las personas que están a nuestro alrededor. Veamos lo que dice la Biblia a este respecto:

“Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen! Mejor le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos”. (Lc 17:1)


Qué nos recomienda la Palabra de Dios:

1) Toma la decisión de ser de bendición:
“Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano”. (Rom 14:13)

2) Apártate de aquel que no acepta corrección:
“Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos” (Rom 16:17)

3) Pide al Señor discernimiento para edificación de los que te rodean:
“Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano” (1Cor 8:13)

4) Valora tu ministerio:
“No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado” (2Cor 6:3)

5) Mantente en la presencia de Dios y ama a tu prójimo como a ti mismo:
“El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo”. (1Jn 2:10)

Quiero concluir dejándote una palabra de ánimo, porque el Señor también dice en su Palabra que si tropezamos Él nos levantará y no solo eso sino que, si permanecemos en Él, Él hará tropezar a nuestros enemigos:

“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron”. (Sal 27:1-2)


Dios te bendiga!
By Itala D´Ambrosio
www.dambrosioitala.blogspot.com