
El comienzo de esta carta de Pablo a los Filipenses muestra una parte del carácter de Pablo realmente admirable: GRATITUD. A pesar de que tuvo una vida bastante traumática desde que se convirtió al Cristianismo, él nunca dejó de dar gracias por todo y a todos con los que tuvo la oportunidad de compartir. Estudios académicos han demostrado que las personas agradecidas son más optimistas, sufren menos estrés y, en consecuencia, lograr mejor salud física y son más conscientes del ambiente espiritual que les rodea. Ser agradecidos nos da una perspectiva positiva de la vida.
Ser agradecidos cuesta poco, pero da un maravilloso impulso para continuar con nuestra labor. Aquí tienes algunas sugerencias:
1) Comienza dando gracias a Dios y toma algún tiempo durante el día para pensar en qué y por quiénes estas agradecido. No sólo por las cosas buenas, sino también por aquellas que no han resultado como esperabas, es necesario considerarlas como retos y oportunidades para crecer. Esto no significa que debes pretender ser felices mientras atravesamos por circunstancias difíciles, sino creer que Dios siempre está de nuestro lado (Jesús en Getsemaní es el mejor ejemplo de ello).
2) Da gracias a quienes han hecho algo por ti. Si no te atreves a decirles “gracias” directamente ó están lejos encuentra otra manera: envíales una tarjeta; una llamada telefónica, un correo electrónico, etc.
Después de compartir esto, realmente me gustaría poner esta enseñanza en práctica. En primer lugar, doy gracias a Dios por su fidelidad y protección. En segundo lugar, a mi familia y a la Iglesia, todos los que me han apoyado durante estos años.
Mil gracias!
Dios bendiga a todos.
Itala D´Ambrosio
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