PERDONANDO CÓMO JOSÉ
Y PIDIENDO PERDÓN COMO SUS HERMANOS 2da Parte:
GENESIS
50 (NTV)
14 Después de haber enterrado a Jacob, José regresó a
Egipto junto con sus hermanos y todos los que lo habían acompañado al entierro
de su padre. 15 Pero ahora que su padre había muerto, los hermanos de
José tuvieron temor, y se decían: «Ahora José mostrará su enojo y se vengará
por todo el mal que le hicimos».
16 Entonces
enviaron a José un mensaje que decía: «Antes de morir, tu padre nos mandó
que 17 te dijéramos: “Por favor, perdona a tus hermanos por el gran mal que te
hicieron, por el pecado de haberte tratado con tanta crueldad”. Por eso nosotros, los siervos del Dios de tu padre,
te suplicamos que perdones nuestro
pecado». Cuando José recibió el mensaje, perdió el control y se echó a llorar. 18 Entonces
sus hermanos llegaron, y se arrojaron al suelo delante de José y dijeron: —Mira,
¡somos tus esclavos! 19 Pero
José les respondió: —No me tengan miedo. ¿Acaso soy Dios para
castigarlos? 20 Ustedes
se propusieron hacerme mal, pero Dios dispuso todo para bien. Él me puso en
este cargo para que yo pudiera salvar la vida de muchas personas. 21 No,
no tengan miedo. Yo seguiré cuidando de ustedes y de sus hijos.
Así que hablándoles con ternura y
bondad, los reconfortó.
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Hace
aproximadamente un año escribí acerca de José y sus hermanos, en ese tiempo estudiamos
la personalidad de José y su capacidad para perdonar y olvidar el mal que sus
hermanos habían tramado contra él.
Este
escrito puede encontrarlo en el siguiente link:
http://www.dambrosioitala.blogspot.com/2012/02/perdonando-como-jose-y-pidiendo-perdon.html
Cuando
estudiamos la vida de José, una de las cosas que más nos impacta es su especial
capacidad para perdonar a sus hermanos, incluso aunque éstos llegaron a pensar
en asesinarlo.
Generalmente,
utilizamos este pasaje para hablar de la importancia del perdón, pero esta vez
quisiera que veamos el otro lado de la moneda, y también analicemos la actitud
que debe tener aquel que pide perdón.
En
este pasaje puedo ver tres cambios de actitud que les permitió recibir el
perdón, primeramente de Dios, y seguidamente de José (porque fue Dios quien
ministró directamente al corazón de José y lo quebrantó de esa manera tan
especial).
Estos
hombres recibieron perdón porque:
1.-
Reconocieron su error:
Lo
primero que decía el mensaje que enviaron a José de parte de su padre Jacob fue:
“perdona a tus hermanos por el gran mal
que te hicieron”
(v.17a). Si no hubiesen estado de acuerdo con esa declaración simplemente no
hubieran enviado el mensaje a su hermano José.
Cuando
una persona reconoce con sinceridad el mal que ha hecho, hay dos cosas que
vienen de la mano con esto. La primera es una profunda tristeza, es a lo que
llamamos quebrantamiento. Y la segunda, es el arrepentimiento. Siempre he
escuchado a mi pastora decir que “sin quebrantamiento no hay arrepentimiento”.
El
apóstol Pablo explica que esta tristeza producida por el arrepentimiento trae
buenos frutos que nos acercarán al Señor, y por consiguiente a los que nos
rodean.
“10 Pues la clase de tristeza que Dios desea que
suframos nos aleja del pecado y trae como resultado salvación. No hay que
lamentarse por esa clase de tristeza; pero la tristeza del mundo, al cual le
falta arrepentimiento, resulta en muerte espiritual” 2 Corintios 7:10
2.-
Se reconciliaron con Dios:
En
segundo lugar, ellos mismos declaran su rendición delante de ese único Dios viviente
en quien su padre y José creyeron: “Por eso nosotros, los siervos del Dios de tu padre, te suplicamos que perdones
nuestro pecado”
(v.17b).
Este
es un paso muy importante, el verdadero arrepentimiento hace que el agraviante
se acerque a Dios, en medio de esa tristeza que le produce el pensar que ha
causado dolor a otra persona, lo primero que hace es pedir perdón a Dios y suplicar su
dirección y sabiduría. Esto trae como consecuencia un cambio de actitud, una
gracia especial que será derramada sobre su vida, de manera tal que cuando pida
perdón, la persona agraviada ya estará preparada por el Espíritu Santo, y
tendrá una sorprendente disposición para perdonar.
¡Dios
es así de perfecto y compasivo con quienes lo buscan de corazón!
Salmo
32:1-2 “ ¡Oh, qué alegría para aquellos a
quienes se les perdona la desobediencia, a quienes se les cubre su
pecado! Sí, ¡qué alegría para aquellos a quienes el Señor les borró la culpa
de su cuenta, los que llevan una vida de total transparencia!”
Salmo
86:5 “¡Oh Señor,
eres tan bueno, estás tan dispuesto a perdonar, tan lleno de amor
inagotable para los que piden tu ayuda!”
3.-
Fueron humildes:
En
tercer lugar, vemos a los hermanos de José mansos como nunca antes: “¡somos tus esclavos” (v.18). La humildad forma parte de ese fruto que
produce el Espíritu Santo en toda persona que decide realmente tener comunión
con Él.
Gálatas
5:22-23 “En cambio,
la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor,
alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control
propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!
Mateo
5:5 “Dios bendice a
los que son humildes, porque heredarán toda la tierra”
Mateo
23:11-12 “El más
importante entre ustedes debe ser el sirviente de los demás; pero aquellos que
se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan a sí mismos
serán exaltados”
Para
concluir este tema que, como dije al principio, comencé a meditar con mayor interés
hace aproximadamente un año, puedo decir que, independientemente de los
agravios recibidos (como fue el caso de José), ó de los errores cometidos (como
los de sus hermanos), todos necesitamos comunión con nuestro Creador, todos
debemos procurar permanecer en su presencia diariamente, sin esa relación con
el Señor jamás podremos perdonar como lo hizo José, y mucho menos pedir perdón
como lograron hacerlo sus hermanos.
Oremos
para que nuestros pasos sean guiados por el Señor, a fin de que Su voluntad se
cumpla, y que todo ayude a bien en nuestras vidas y en la vida de los que se
afectan con nuestras acciones.
“Hagan todo lo posible por vivir en paz con todos”
Romanos 12:18
Dtb!
Itala D´Ambrosio S.
22/02/2012 – 12/02/13
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