GENESIS 50 (NTV)
José perdona a sus hermanos
14 Después de haber enterrado a Jacob, José regresó a Egipto junto con sus hermanos y todos los que lo habían acompañado al entierro de su padre. 15 Pero ahora que su padre había muerto, los hermanos de José tuvieron temor, y se decían: «Ahora José mostrará su enojo y se vengará por todo el mal que le hicimos».
16 Entonces enviaron a José un mensaje que decía: «Antes de morir, tu padre nos mandó que 17 te dijéramos: “Por favor, perdona a tus hermanos por el gran mal que te hicieron, por el pecado de haberte tratado con tanta crueldad”. Por eso nosotros, los siervos del Dios de tu padre, te suplicamos que perdones nuestro pecado». Cuando José recibió el mensaje, perdió el control y se echó a llorar. 18 Entonces sus hermanos llegaron, y se arrojaron al suelo delante de José y dijeron:
—Mira, ¡somos tus esclavos!
19 Pero José les respondió:
—No me tengan miedo. ¿Acaso soy Dios para castigarlos? 20 Ustedes se propusieron hacerme mal, pero Dios dispuso todo para bien. Él me puso en este cargo para que yo pudiera salvar la vida de muchas personas. 21 No, no tengan miedo. Yo seguiré cuidando de ustedes y de sus hijos.
Así que hablándoles con ternura y bondad, los reconfortó.
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Cuando estudiamos la vida de José las cosas que más nos impacta de su vida es la especial capacidad que tuvo para perdonar a sus hermanos, incluso aunque éstos llegaron a pensar en asesinarlo.
Generalmente, utilizamos este pasaje para hablar de la importancia de perdonar, pero esta vez quisiera que veamos los dos lados de la moneda, y también analicemos la actitud que debe tener aquel que pide perdón.
1.- Perdonando como José:
José era un hombre sensible (v.17): a pesar de todos los años que estuvo de esclavo, en la cárcel, alejado de su familia, José no endureció su corazón. Esto solo se logra manteniendo el sueño de Dios vivo en nuestros corazones. No en vano le llaman “José el soñador”. Nadie como este hombre para aferrarse a ese sueño.
Cada vez que veas que las cosas no resultan como esperabas, que las dificultades parecen multiplicarse y las opciones desvanecerse frente a tus ojos, te animo a que sigas soñando, mantén vivo el sueño de Dios en tu corazón porque será la única manera de que tu fe pase la prueba y se materialice ese sueño en el momento que menos lo esperas, en el tiempo perfecto de Dios.
José era un hombre humilde (v.19): José, lejos de decir “ahora que tengo poder me vengaré de los que me hicieron daño”, mantuvo siempre presente que él no era quién para tomar el lugar del Señor. Demostró un conocimiento excepcional del carácter y la voluntad de Dios para su vida y la de sus hermanos.
Para llegar a ese nivel de humildad necesitamos tener una relación diaria con Dios, no solo un tiempo devocional en el cual estudiamos Su Palabra, si no también hacerlo parte de cada momento del día, es imprescindible invitar al Espíritu Santo a ser nuestro mejor amigo, confidente, consejero, que tengamos dependencia absoluta de Él, para que así sea reproducido su carácter en nosotros.
José era un hombre de propósito (v.20): José estaba claro en cuanto al propósito para el cual Dios lo había escogido y en ningún momento dudó. Se mantuvo firme y no renegó, ni siquiera en los peores momentos.
Si aún no sabes cuál es el propósito por el cual estás en el lugar en donde te encuentras, ó compartiendo con las personas que están a tu alrededor, clama al Señor y pídele que te revele su propósito, el motivo por el cual te colocó en el lugar en donde estás y los tiempos perfectos para actuar. Y confía en que Su voluntad es buena, agradable y perfecta.
José era un hombre compasivo (v.21): José no solo les dice “los perdono”, sino que los consuela, les da ánimo.
(continuará la segunda parte... "PIDIENDO PERDÓN COMO SUS HERMANOS")
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