1 El SEÑOR le dio el siguiente mensaje a Jonás, hijo de Amitai: 2 «Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive. Pronuncia mi juicio contra ella, porque he visto qué perversa es su gente». 3 Entonces Jonás se levantó y se fue en dirección contraria para huir del SEÑOR. Descendió al puerto de Jope donde encontró un barco que partía para Tarsis. Compró un boleto, subió a bordo y se embarcó rumbo a Tarsis con la esperanza de escapar del SEÑOR. (Jonas 1)
A lo largo de la historia vemos algunos casos en donde los marinos han sido tragados por enormes lobos marinos y ballenas, como James Bartley (1891), quien se mantuvo en el estómago de una ballena por 48 horas hasta que fue rescatado, aunque tardó dos semanas en recuperarse, sólo presentó alguna alteración en el color de su piel debido a los jugos gástricos de la ballena.
No puedo explicar la razón por la cual esto le pasó a él, tal vez sólo estaba en el lugar equivocado en el momento incorrecto, sin embargo Dios tuvo misericordia de él y, aunque quedó con su piel manchada por los jugos gástricos del pez, pudo vivir para contarlo.
En la Biblia, en el libro de Jonás, vemos un caso muy parecido. En este libro se cuanta la historia de un profeta (con el mismo nombre) a quien Dios le encomendó ir a Nínive y dar una palabra para que los conduciría al arrepentimiento. Jonás se rehusó a obedecer y trató de huir, pero el Señor hizo que un gran pez lo mantuviera en su estómago por tres días.
Si Jonás hubiese obedecido enseguida seguramente no habría pasado esos días en el estómago de un pez. Dios lo detuvo de continuar en su insensatez, lo frenó cuando corrió al lado opuesto de lo que sabía era la voluntad de Dios.
El arrepentimiento de Jonás deshizo las consecuencias de su desobediencia.
Este profeta estaba incapacitado en ese momento para entender el gran amor de Dios hacia la humanidad, pero aun así lo usó y el mensaje de arrepentimiento a través de él fue de bendición para toda una nación.
Itala D´Ambrosio Silva
29/09/11