Son incontables las veces que he dudado en ir a ciertos lugares cuando la luz del día rehúsa acompañarme. Lamentablemente no puedo negar que algunas veces mi ánimo ha sucumbido ante el aumento de situaciones de injusticia, corrupción ó intolerancia durante los últimos años.
Este artículo está dedicado especialmente a las personas que, como yo, alguna vez han sentido ansiedad al ver ciertas situaciones en nuestra nación y han pensado ¿Qué podría hacer yo que sea tan importante como para cambiar esta situación a mi alrededor? ¿Por qué Dios me ha colocado en este país y en este tiempo?
La respuesta la encontramos en el libro de Ezequiel, capítulo 37, allí el Señor nos dice hoy lo siguiente:
1) “El SEÑOR puso su mano sobre mí y fui llevado por el Espíritu del SEÑOR hasta un valle que estaba lleno de huesos” (v.1).
Tú estás en esta nación porque Dios te colocó en este lugar: sea cual sea el lugar donde desees vivir, asegúrate que esa sea la voluntad de Dios. Seguramente Ezequiel se sorprendió al ser llevado a un valle de huesos secos, no debió ser el lugar más relajante del planeta, pero no se angustió, esperó instrucciones. Donde sea que Dios te coloque, allí habrá un propósito para ti.
2) “Luego me preguntó (el Señor): - Hijo de hombre, ¿podrán estos huesos volver a convertirse en personas vivas? - Oh Soberano SEÑOR –respondí-, sólo tú sabes la respuesta” (v.3).
Tú estás aquí porque Dios te levantó como una persona de fe:
Lo primero que hizo el Señor cuando llevó a Ezequiel a ese valle fue probar su fe, examinar el corazón de este profeta y verificar que tanto poder podría darle.
En esas ocasiones cuando vemos a nuestro alrededor y pareciera que estamos en medio de lo que sería para nosotros un valle de huesos secos del siglo XXI (violencia, hurtos, inmoralidad sexual, deslealtad, corrupción, vicios, etc), el Señor hace lo mismo que hizo con Ezequiel y nos pregunta:
¿Crees que Venezuela puede convertirse en una de las naciones más bendecidas del mundo? ¿Confías en que este país puede ser restaurado completamente? ¿Puedes visualizar un avivamiento total y definitivo? Mas que con palabras, es con nuestra actitud que respondemos a esas preguntas.
3) “Entonces me dijo (el Señor): -Anuncia un mensaje profético a estos huesos y diles: “¡Huesos secos, escuchen la palabra del SEÑOR! 5 Esto dice el SEÑOR Soberano: ‘¡Atención! ¡Pondré aliento dentro de ustedes y haré que vuelvan a vivir! Les pondré carne y músculos y los recubriré con piel. Pondré aliento en ustedes y revivirán. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR’ ” (v.5-6).
Tú estás aquí porque Dios te encomendó una misión profética:
Una vez comprobada la fe de Ezequiel, el Señor le dio una misión, que profetizara vida, y a través de su fe el poder del Señor fluyó en todo ese lugar. Dios se complace en la restauración y ansía hacer milagros y prodigios a través de sus hijos, por medio de aquellos que no dudan de su soberanía.
Dios espera que sigamos los pasos de Ezequiel, que obedezcamos con la certeza en nuestros corazones de que la misión que Él encomienda, Él la respaldará. Nuestra misión en esta nación es profetizar restauración y vida, proclamar por fe una nación rendida delante del Señor, interceder por Su perdón, clamar por misericordia, desatar ángeles alrededor de cada habitante. Todos somos profetas, profetizamos a través de la declaración de Su Palabra.
4) “Luego me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos representan al pueblo de Israel. Ellos dicen: “Nos hemos vuelto huesos viejos y secos; hemos perdido toda esperanza. Nuestra nación está acabada”. 12 Por lo tanto, profetiza y diles: “Esto dice el SEÑOR Soberano: ‘Oh pueblo mío, abriré las tumbas del destierro y haré que te levantes. Luego te regresaré a la tierra de Israel. 13 Cuando eso suceda, pueblo mío, sabrás que yo soy el SEÑOR. 14 Pondré mi Espíritu en ti, volverás a vivir y regresarás a tu propia tierra. Entonces sabrás que yo, el SEÑOR, he hablado y que he cumplido mi palabra. ¡Sí, el SEÑOR ha hablado!’”». (v.11-13).
Tú estás aquí porque Dios prometió demostrarte que Él es quién te guarda:
Dios no miente y mucho menos se arrepiente de sus promesas. Estamos viviendo tiempos difíciles como nunca antes a nivel mundial, esa es una realidad ineludible, pero lo que debemos tener en mente como nuestra prioridad es que Él único que levanta nuestra cabeza, nuestro escudo y fortaleza, nuestra roca fuerte, nuestra luz y nuestra única salvación se llama Jesucristo. La verdad absoluta es que a través de Él podemos tener acceso directo al Padre y a sus bendiciones. Nadie más nos defenderá como Él.
Así pues, cuando vayas por la calle y sientas temor, cuando veas actitudes de intolerancia, violencia, injusticia y sientas que caminas a través de un valle de huesos secos, no preguntes por qué estás allí, es tu deber profetizar sobre esos huesos. Hoy el Señor te dice:
“Profetiza restauración y vida sobre tu tierra prometida a la cual he llamado: VENEZUELA”.